Vigilar el futuro de los recursos hídricos más preciados del Oeste pronto será más fácil con el plan del Servicio de Parques Nacionales de instalar cinco nuevas boyas.
Cuando las boyas meteorológicas se instalaron por primera vez en 2016, el Lago Mead se convirtió en la primera masa de agua interior en tenerlas, dijo Mark Sappington, jefe de gestión de recursos e interpretación del Área Nacional de Recreación del Lago Mead. Hasta entonces, las lecturas meteorológicas más cercanas procedían del Aeropuerto Internacional McCarran, ahora conocido como Aeropuerto Internacional Harry Reid.
Las nuevas boyas, que sustituyen a un conjunto demasiado antiguo para usar, registrarán la intensidad de las olas y la velocidad del viento, una mejora necesaria y bienvenida para ofrecer a los navegantes la información actualizada que necesitan para navegar por el lago, dijo Sappington. Los visitantes deben estar al tanto de las condiciones meteorológicas para planificar sus excursiones por el lago, sobre todo teniendo en cuenta que algunas han resultado mortales.
“Hay muchas ganas de que vuelvan estar ahí”, dijo Sappington.
El Servicio de Parques Nacionales usará 250 mil dólares de fondos federales destinados a seguir y combatir el cambio climático, procedentes de la Ley de Asignaciones Suplementarias para Ayuda en Casos de Desastre.
Sappington dijo que el servicio de parques terminará de ubicarlas en cinco puntos del lago antes del verano, que es cuando más se usa el lago. La agencia también cuenta con una boya adicional que puede utilizarse en caso de que una se dañe o quede inutilizable.
Además de transmitir información más precisa al Servicio Meteorológico Nacional, las boyas ayudarán a la Autoridad del Agua del Sur de Nevada a hacer un seguimiento de la calidad del agua a lo largo del tiempo.
La autoridad del agua opera su propio conjunto de seis boyas en el Lago Mead, la más importante de las cuales está ubicada cerca del lugar donde se extrae el agua. Entre los datos importantes que registra están los niveles de pH, la claridad del agua, su conductividad eléctrica y la cantidad de oxígeno disuelto en ella.
De las nuevas boyas meteorológicas, los científicos de la autoridad del agua están más interesados en usar sobre todo la velocidad del viento, dice Deena Hannoun, una gestora que trabaja en proyecciones de calidad del agua para la agencia.
La velocidad del viento contribuye a la rapidez con que se mezcla el agua, lo que puede influir en la posible proliferación de algas y en los niveles de oxígeno disuelto.
“Si queremos que nuestro modelo sea preciso y defendible, necesitamos datos sobre el viento lo más exactos posible”, afirma Hannoun.
El Lago Mead está situado aguas abajo de parques protegidos, por lo que las amenazas al agua son menos preocupantes, según Todd Tietjen, responsable regional de calidad del agua de la autoridad del agua.
Sin embargo, los datos adicionales ayudarán a los científicos del agua a mantenerse al día sobre el estado de la masa de agua que constituye alrededor del 90 por ciento del suministro de agua del sur de Nevada.
“Más datos siempre es mejor”, dijo Tietjen. “Ahora, podemos asegurar que sabemos cuál es la calidad del agua que entra en el sistema de tratamiento y, por tanto, podemos garantizar la seguridad del agua que sale de él”.