Mientras la gente se reunía dentro de una capilla para el funeral del adolescente Ángel Naranjo el sábado, el padre del muchacho reveló que un detective de la policía de Las Vegas le informó que la muerte de su hijo ya no está siendo considerada un accidente.
“Lo están reclasificando como homicidio”, dijo Rudolfo Naranjo al diario Las Vegas Review-Journal.
El padre se mostró muy en desacuerdo con el anuncio que hizo la semana pasada el Departamento de Policía Metropolitana de que la muerte del joven mientras montaba en una minimoto por un sendero del este de Las Vegas parecía un accidente.
“Él (el detective) me dijo: ‘Estamos de acuerdo con usted’ ” en que el accidente mortal fue consecuencia de un acto deliberado, dijo Naranjo, quien llevaba una camiseta con una foto en recuerdo de su hijo.
Minutos después de la medianoche del 30 de julio, Ángel Naranjo, de 16 años, conducía una minimoto en el sendero Las Vegas Wash Trail, cerca de East Lake Mead Boulevard y Pecos Road, cuando chocó contra un cable metálico, cayó al pavimento y murió en el lugar, según un reporte policial de incidentes.
El teniente Jason Johansson, del Departamento de Homicidios de la Policía Metropolitana, dijo el sábado por la noche que su muerte se ha investigado desde el principio como una muerte sospechosa y que sigue siendo investigada por los detectives de homicidios. La determinación sobre si su muerte fue un homicidio o una muerte accidental no ha sido hecha por la oficina forense, dijo Johansson.
El funeral del joven, celebrado en la funeraria Palm de Main Street, atrajo a una multitud de más de 100 personas, desde familiares y viejos amigos hasta estudiantes y miembros del personal de la escuela preparatoria Equipo Academy en el este de Las Vegas, donde el adolescente habría comenzado el 10o. curso la semana pasada.
Su cuerpo yacía en un ataúd abierto de color gris junto a adornos florales, un par de grandes velas y un alto crucifijo de pie. Dos televisores mostraban fotos del joven, superpuestas a videos de olas rompiendo en una playa.
Entre los primeros en acercarse al féretro de Ángel Naranjo estaban Jasmine Naranjo, de 8 años, hermana del adolescente, su hermanastra Flor Herrera, de 23 años, y un amigo de Herrera, Ángel Pascual, de 22 años.
“Era un chico muy bueno”, dijo Herrera. “Se preocupaba por todo el mundo, fuera quien fuera. Y especialmente su hermana (Jasmine). Y por lo que sabíamos, una de las últimas cosas que quiso hacer antes de fallecer fue venir a verla.”
‘Un buen corazón’
Yosgart Rodríguez Hernández, de 14 años, dijo afuera de la capilla el sábado que conocía a Ángel Naranjo desde que Yosgart tenía 4 años.
“Crecimos juntos. Era un gran chico”, dijo. “Siempre me hacía sentir cómodo cuando iba a su casa. Siempre me enseñaba sus animales. Era una persona muy amable y de buen corazón”.
Ariana Rameriez, de 16 años, alumna de Equipo Academy, dijo que conocía a Ángel Naranjo desde que estaban juntos en el jardín de niños y lo recordaba como una persona cariñosa y atenta que no quería que nadie se sintiera excluido.
“Siempre estaba pendiente de ti. Siempre tenía una sonrisa en la cara”, dijo. “Siempre intentaba animarte y todo eso”.
En un momento dado, una multitud de 15 adolescentes vestidos con camisetas conmemorativas permaneció de pie junto al féretro durante algún tiempo, sin moverse ni hablar.
El reverendo Jorge Hernández, quien pronunció un sermón y dirigió a la audiencia en oraciones y canciones en español, llevó a cabo un servicio católico tradicional, incluyendo el sacramento de la comunión y rociando agua bendita sobre el ataúd.
Tras el oficio, Hernández, quien es episcopaliano, explicó su mensaje en inglés.
“Cuando estamos en el cuerpo, estamos de paso”, dijo. “Este no es nuestro hogar. Nuestro hogar está en el cielo, y necesitamos mantener la esperanza en nuestro corazón para alcanzar el muro de Dios, que nos está llevando a su presencia.”
“Ángel no ha muerto, solo ha dejado este mundo de sufrimiento”, dijo Hernández. “Y tenemos que mantener la esperanza de estar algún día también con él en el cielo”.
Una procesión emotiva
Cuando Hernández se marchó, muchos de los presentes en la capilla se acercaron para ver por última vez Ángel antes de que el féretro fuera colocado en un carro con ruedas y, en una emotiva escena, fuera conducido por los portadores del féretro hasta una tumba abierta en el cementerio adyacente para ser sepultado.
Rudolfo Naranjo -quien contrató al abogado Dan Hill- dijo que, según la policía, el cable de acero contra el que chocó su hijo fue retirado y sometido a pruebas de ADN.
Tres semanas antes de la colisión, dijo Rudolfo, un agente de policía emitió sanciones por conducir sin licencia a seis niños en minimotocicletas, incluyendo a sus dos hijos, y el oficial escribió instrucciones en las sanciones para que condujeran por el camino donde Ángel Naranjo murió más tarde, en lugar de por las calles.
“Es devastador por el lado que lo veas”, dijo. “Solo falta que la Policía Metropolitana encuentre al autor, o al menos haga la investigación lo mejor que pueda. Nada me va a devolver a mi hijo, pero hagamos que la comunidad sea más segura y que ese lugar sea más seguro para todos”.