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Las mujeres embarazadas se enfrentan al miedo en medio de la crisis de COVID-19

El embarazo suele estar lleno de emociones, pero muchas mujeres embarazadas en Las Vegas afirman que la pandemia de COVID-19 las ha despojado de cualquier emoción positiva y la ha reemplazado por el miedo.

Diane Chantapanya tiene 22 semanas de su primer embarazo y recientemente pasó más de dos sola. Su familia no puede visitarla, y su marido fue puesto en cuarentena porque sufría de fiebre y síntomas parecidos a los de gripe.

“El embarazo es algo que se debe celebrar con la familia y los amigos”, aseveró. “Ha sido difícil tener que celebrarlo yo sola”.

Chantapanya se sentó sola en su ultrasonido de 20 semanas, también sintió a su bebé patear por primera vez y no fue capaz de compartir la experiencia con su marido.

“Dado que el coronavirus es tan nuevo, no sabemos exactamente cómo afecta a las mujeres que están embarazadas”, dijo Chantapanya.

‘Abiertos al negocio’

El miedo ha llevado a Chantapanya a quedarse dentro, asustada de aventurarse a salir para comprar los artículos que necesita para preparar el cuarto de su bebé, pero el doctor James Alexander, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la UNLV y director médico del Hospital y Centro Médico Sunrise, enunció que no quiere que las mujeres tengan miedo.

“Estamos abiertos al negocio”, confirmó Alexander. “Seguimos aquí para cuidar de las mujeres, y quiero que lo sepan”.

Alexander apuntó que los hospitales del valle han estado trabajando diligentemente para cumplir con las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), al tiempo que proporcionan la mejor atención posible a los pacientes que la necesitan. En el caso de las mujeres embarazadas, comentó, eso indica más que nada precauciones adicionales antes de las citas.

“Tratamos de atender virtualmente cuando es posible, pero es importante que las mujeres embarazadas puedan venir al consultorio”, dijo. “Así que cuando lleguen aquí serán examinadas afuera antes de que se les permita entrar, y si muestran síntomas de coronavirus, tenemos pruebas disponibles”.

Chantapanya informa que cuando se presenta al hospital tiene que quedarse en su coche y esperar a que las enfermeras con trajes de protección salgan y le tomen sus signos vitales dentro de su vehículo. Si su temperatura es normal, entonces se le permite entrar a ver al médico.

“No son tan amigables y habladores como solían ser”, expresó Chantapanya. “Lo entiendo completamente, pero ahora una cita que normalmente duraría de una hora a una hora y media solo dura unos 30 o 40 minutos”.

Los CDC han añadido a las mujeres embarazadas a su lista de personas que pueden estar en riesgo de complicaciones graves si contraen COVID-19, pero Alexander dijo que la evidencia ha demostrado que la mayoría de las mujeres embarazadas que dan positivo solo ven síntomas de leves a moderados. Sin embargo, agregó que los hospitales están mostrando una mayor conciencia.

Alexander recomienda que las mujeres embarazadas practiquen un buen distanciamiento social y se laven las manos regularmente, usando guantes si tienen que salir en público.

“Solo no quiero que se asusten”, pidió. “Si contraen coronavirus, quiero que sepan que confiamos en que podemos manejar estos embarazos con seguridad”.

“Absolutamente desgarrador”

Kasia Gordon y su hermana Anita Mitchum están embarazadas de su segundo hijo, y sus fechas de parto están separadas por dos semanas. Gordon dijo que las noticias fueron emocionantes al principio, y las hermanas incluso tuvieron una fiesta conjunta de “baby sprinkle” (o mini-shower) con su familia hace unas tres semanas, justo antes de que empezaran las restricciones de COVID-19.

“Es increíble cómo tres semanas pueden hacer una diferencia tan grande”, recalcó Gordon. “Es absolutamente desgarrador”.

Gordon añade que ella y su hermana estaban muy emocionadas por compartir la experiencia juntas, pero sus sentimientos se convirtieron rápidamente en temor. Ella está lista para dar a luz por cesárea el 12 de mayo en St. Rose Dominican Hospital, campus Siena, y su hermana planea tener parto natural en un centro de partos de la ciudad a finales de mayo. Gordon señaló que el jefe de labor de parto del St. Rose le mencionó que, incluso si se remueven las restricciones y el virus parece haber desaparecido para la fecha de su parto, las cosas probablemente no serán más fáciles para ella.

“Ella dijo que incluso si desaparece, los hospitales probablemente mantendrán sus políticas estrictas durante semanas o meses”, indicó Gordon. “Ya no estoy emocionada, vivo con miedo”.

Dando a luz sola

Gordon confirmó que dará a luz sola, porque las madres no pueden contar con una “persona de apoyo” si dan a luz por cesárea, lo cual Gordon cree que es algo bueno.

“Cuando los padres entran en la sala para una cesárea, tienen que vestirse con uniformes y un cubrebocas”, explicó. “Con todo lo que está pasando, no me gustaría que se usara un cubrebocas de un médico o enfermera que lo necesita más”.

La doctora Shadaba Asad, directora médica de enfermedades infecciosas del Centro Médico Universitario, agregó que la decisión de cómo se dará a luz al bebé depende de la madre y de sus médicos.

“La decisión entre un parto natural y una cesárea sigue estando ahí”, dijo Asad. “Y los pacientes de COVID-19 no están obligados a hacerse una cesárea”.

Asad explicó que el proceso de parto se considera igualitario para las pacientes con COVID-19, aunque sus bebés probablemente serán llevados a otra habitación inmediatamente después del nacimiento para evitar la infección. Pero incluyó que a las madres que han dado positivo se les sigue animando a amamantar, con precauciones añadidas.

“La leche materna sigue considerándose la mejor opción debido a todos los nutrientes y anticuerpos que el bebé necesita”, aseveró Asad. “A las madres que han dado positivo en la prueba de COVID-19 solo se les instruye que se laven las manos antes de amamantar y que usen un cubrebocas mientras lo hacen, o que se extraigan la leche para introducirla en un biberón y que otra persona de confianza la dé a beber al bebé”.

Más aislamiento

Lucy Hollander dio a luz a su primer bebé el 30 de enero, poco antes de que el COVID-19 comenzara a afectar la vida cotidiana en Estados Unidos, pero ella había oído hablar de lo que estaba sucediendo en China.

“Recuerdo haberle dicho a mi marido, justo cuando se suponía que iba a dar a luz, que estaba muy nerviosa”, recordó. “Ni siquiera creía que nadie en Estados Unidos lo tuviera en ese momento. Ciertamente no nos afectó, pero recuerdo haber pensado en lo aterrador que sería ir a un hospital y dar a luz”.

Hollander comentó que los padres están comenzando a cancelar cualquier visita al médico que no sea esencial para mantenerse a salvo ellos y sus hijos. Pero ella y su marido, Paul, tuvieron que llevar a su hija para que le pusieran sus vacunas de dos meses el pasado lunes.

“Sabíamos que sus vacunas eran obviamente muy importantes, pero fue aterrador tenerla en el hospital durante todo esto”, confesó.

Los Hollander no han permitido ninguna visita a su casa, y cancelaron viajes para visitar a familiares en Oregón y Chicago.

“Es difícil porque ella cambia mucho a esta edad, y nuestras familias van a tener que perderse de verla tan poco”, concluyó. “Ya te sientes muy aislada después de tener un bebé, y esto se suma a eso”.

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