(Columna)
Una encuesta que contó con la participación de 2.122 votantes, realizada por la firma independiente A RealClear Opinion Research, mostró que el concepto de opciones escolares goza de la simpatía y el apoyo de los encuestados. Además, sugirió cómo un porcentaje considerable de familias se inclinarán hacia la modalidad de educar desde el hogar, una vez haya pasado el cierre de emergencia de las escuelas en los últimos meses.
Los resultados arrojaron que un 40% por ciento de las familias son propensas a continuar educando a sus hijos desde la casa o de manera virtual a través de escuelas en línea. Asimismo, un 64% dijo apoyar las opciones escolares y un 69% está de acuerdo con la propuesta de crear las becas federales Education Freedom Scholarships (Becas de libertad educativa).
De convertirse en ley, las becas de libertad educativa proporcionarían unos 5.000 millones de dólares anuales en donaciones voluntarias de individuos y/o empresas, a fin de entregarlas estatales a aquellas familias que busquen una escuela privada. De acuerdo con la propuesta, la beca no solo cubriría gastos de matriculación, sino también arte, lenguas, tutorías, clases virtuales, lecciones para remediar lagunas de aprendizaje, cursos de verano, entre otros servicios educativos.
“Los padres de familia con niños en edad escolar (K-12) han sufrido una profunda interrupción y muchos cambios desde que se ordenó el cierre de emergencia. Hoy día, hay 55 millones de estudiantes que no asisten a un salón de clases tradicional, por lo que las familias están claramente buscando respuestas nuevas, y muchas ven la ventaja de la educación virtual y desde el hogar”, dijo John Schilling, presidente de la American Federation for Children, una organización sin fines de lucro que aboga por el derecho a la libre selección de escuela.
Por un lado, ha de esperarse que los políticos presten atención, considerando cuán popular es el deseo de las familias de tener acceso a opciones como estas y cuán contundente es la aceptación de las becas de libertad educativa. No prestar atención conllevaría a más de lo mismo. Es decir, a continuar perpetuando en la carne de millones de familias las desigualdades inherentes entre distritos. Eso por añadidura a la suma de parámetros rígidos que gobiernan estas entidades.
Y este momento no puede ser más propicio para que, tanto políticos como todos nosotros (los ciudadanos que pagamos impuestos), miremos hacia la educación con ojos muy atentos, puesto que se espera el paso de una propuesta que invertirá $800.000 millones de dólares en la educación K-12. De hacerse bien, nuestra sociedad debería conseguir un gran retorno en la inversión. ¿Cómo sabremos si se logró? Si se garantiza el acceso a una educación de alta calidad, los resultados hablarán por sí mismos.