El ataque a la policía de Dallas golpea a uno de los departamentos de policía con mejor reputación por haber reducido de forma drástica la violencia policial.
El artífice del milagro en Dallas se llama David Brown y es un oficial de policía de raza negra obsesionado con restaurar la relación entre agentes del orden y civiles en un momento en que la tensión racial pasa por un momento crítico. Desde 2010, cuando tomó el control del departamento de la ciudad, las quejas por brutalidad policía en la ciudad tejana han descendido de 147 en 2009 a 13 en noviembre de 2015, según un reportaje del Dallas Morning News.
Brown ha basado su receta reformista en cuatro pilares: transparencia, patrullaje comunitario, una política de rendición de cuentas de los agentes y programas de entrenamiento que abogan por reducir el uso de fuerza letal.
La consigna de estos entrenamientos, que emulan situaciones de tensión reales, es conservar la calma y no precipitarse a la hora de usar un arma de fuego. Al frenar las cosas somos capaces de tomar mejores decisiones y conseguir soluciones más pacíficas, explicó al periódico local Dallas Morning News uno de los instructores. Brown atribuye un descenso del 40 por ciento en los tiroteos realizados por policías a este tipo de ejercicios.
El propio Brown sabe de primera mano las consecuencias que pueden tener enfrentamientos con armas de fuego. Su propio hijo, también agente de policía, murió a manos de sus propios compañeros tras disparar a un joven civil y a otro agente en 2010.
La transparencia ha sido otro punto clave de la gestión de Brown. Según datos que la propia agencia ha hecho públicos, desde que Brown tomó el control, 38 personas han muerto en tiroteos con la policía, más de la mitad de raza negra. Estos datos ocupan un lugar prominente en la página web del departamento de policía de Dallas. También un mensaje del propio Brown en el que deja claro que, tras una vida de servicio, sabe bien que la confianza de los ciudadanos es difícil de ganar y muy fácil de perder.
Brown se ha labrado una reputación de jefe duro por su costumbre de disciplinar y despedir a agentes que se exceden en acto de servicio. En el pasado, ha anunciado y explicado a los ciudadanos los motivos para el despido de varios agentes a través de las redes sociales del departamento.
El pasado verano, Brown también inició un programa para instalar cámaras corporales a parte del cuerpo policial. Esta tecnología, a la que el jefe del departamento ha llamado el futuro de la aplicación de la ley, ha demostrado disminuir los incidentes en que los agentes hacen uso de la fuerza.
Brown también ha abogado por estrechar la relación entre sus agentes y la comunidad de Dallas. La cuenta oficial de Twitter del departamento de policía de Dallas llegó a postear ayer fotos en las que agentes, sin cascos ni chalecos, posaban amigablemente con los manifestantes.
Hoy, tras la muerte de cinco de sus agentes, el milagro de Brown parece tambalearse. En su comparecencia anoche tras el ataque con mayor víctimas mortales entre las fuerzas del orden desde el 11 de septiembre de 2001, Brown expresó su dolor:
Nuestra profesión está sufriendo. Los oficiales de Dallas están sufriendo. Estamos con el corazón roto. No hay palabras para describir la atrocidad que ha sucedido en nuestra ciudad. Lo único que sé es que esto debe parar, esta división entre la policía y nuestros ciudadanos, dijo.
No es la primera vez que Brown habla su frustración hacia esta división. En verano de 2014, cinco días después de la muerte de Michael Brown, el jefe de policía de Dallas escribió y publicó un artículo en el que, además de enviar sus condolencias a la comunidad de Ferguson, en Missouri, aprovechaba para expresar algunas de sus ideas sobre cómo cerrar esta brecha.
Hacemos lo mejor por ser transparentes, y puedo decir que no es algo que agrade a todos los policías. Nos expone a críticas, amenazas y exposición con cada error que cometemos, pero es lo correcto.
En el artículo, Brown recordaba también lo que le respondió a un superior que le preguntó que por qué quería ser policía. Mi mayor esperanza es mantenerme fiel a lo que le dije, escribió entonces:
Quiero ayudar a la gente, señor. Quiero servir a mi comunidad. Quiero marcar la diferencia.