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La historia de Daniella, su batalla contra el cáncer, y su mayor deseo concedido

Todo comenzó hace casi un año. A finales del mes de enero, comienzos de febrero, “cuando le vimos el vientre abultado a la niña, al salir de una presentación de la escuela”, contó Ramón Calderón padre de Daniella Calderón, de 17 años de edad al periódico El Tiempo. Según cuenta el padre de la niña, el abultamiento en su vientre no era normal, se quejaba de dolor e incomodidad, por lo cual decidieron llevarla esa misma noche al hospital, donde “un doctor malo, poco profesional”, le hizo ciertas pruebas entre esas rayos x, prueba de embarazo, para llegar a la conclusión que no tenía nada grave, “no encontró nada según él”, y le formularon medicina para el dolor e inflamación, cuenta el padre de Daniella, quien trabaja en una compañía para triturar tierra.

Daniella y sus padres se aseguraron de seguir las indicaciones de aquel doctor, pero al transcurrir dos semanas, desde la primera visita al hospital, el dolor e inflamación no disminuían. Sus padres preocupados por su niña mayor, no se quedaron cruzados de brazos y volvieron a llevarla al hospital, esta vez a Henderson, donde le diagnosticaron gastritis.

La condición de Daniella, no mejoraba. Los síntomas seguían, y las medicinas no parecían mejorarla. Al llevarla por tercera vez, finalmente, los médicos decidieron hacerle exámenes de laboratorio y rayos x, para examinar un poco más a fondo el vientre de Daniella. “Esa misma tarde, nos llamaron y nos dijeron que tenían que hacerle un CAT SCAN, de urgencia al día siguente”, cuenta Ramón Calderón. A Daniella le habían detectado un tumor en el ovario izquierdo de 26 por 11 centímetros de grande.

El doctor que la vio en un comienzo, la refirió con un ginecólogo oncólogo, “y en ese momento nos cambió la vida. Ver a tu hija con eso, es una batalla muy dolorosa. En un principio teníamos la esperanza que con medicina se iba a curar, pero no fue suficiente, el 25 de marzo le hicieron una cirugía para sacarle el tumor,” cuenta Calderón.

Para fortuna de Daniella y su familia, el cáncer estaba encapsulado en el tumor que habían extraído, por lo cual no hizo metástasis. Sin embargo, Daniella tuvo que someterse a quimioterapias, para evitar cualquier tipo de propagación. “Yo tenía 16 años de edad cuando me operaron para extirpar el tumor, aun no cumplía los 17 años de edad. Luego me dijeron que tenía que tomar sesiones de quimioterapia para asegurarnos que no iba a sufrir de la enfermedad. Me quitaron el ovario izquierdo. Todo esto fue muy difícil en un principio, fue durante todo el verano, quería salir, hacer cosas divertidas pero la quimioterapia me hacía sentir muy mal, me sentía agotada, vomitaba constantemente, se me cayó todo el pelo y mi autoestima bajó,” contó Daniella a El Tiempo.

Cuenta como la dificultad y la severidad de los síntomas del tratamiento, la hacían desear no volver, “no quería volver a las sesiones, no quería sentirme como me estaba sintiendo. Es lo mas difícil que me ha tocado vivir el toda mi vida”, dijo Daniella. Cuenta que muchas veces, perdía la esperanza, por el solo hecho de pensar que por el resto de su vida, iba a tener que someterse a estudios y que era algo que tendría que tener presente siempre. “La mayoría de las veces me dio fuerzas mi familia, me ayudaban, me entendían por lo que estaba pasando, y mi fe en Dios creció. Nunca me trataron diferente, me hacían sentir normal aunque yo sabía que lo que estaba viviendo no era normal”, cuenta Daniella.

En medio de su enfermedad, los síntomas y agotamiento por la quimoterapia, sentada en la sala de su casa, Daniella, le explicó a sus padres sobre Make a Wish, una fundación sin ánimo de lucro, patrocinada por Macy’s, que ayuda a conceder un deseo a niños con enfermedades graves. “Nos dijo que era como un estímulo para que los niños se entusiasmaran, cogieran fuerzas y se olvidaran un poco de la enfermedad. Le dije; lo que tú quieras hacer hija, lo que quieras hacer, y ella misma hizo la carta y aplicó,” cuenta Ramón Calderón.

Así fue como el viernes 6 de diciembre, el Fashion Show Mall, los encargados Make a Wish y Macy’s “gente con corazones muy grandes”, dice Calderón, le concedieron el deseo de ir a Japón con toda su familia a Daniella.

“Al principio no sabía nada. Me dijeron que era una junta, para hablar de que hacía Make a Wish, pero no sabía que me iban a dar el deseo. Ya después los escuché hablar de mi deseo de ir a Japón, y no lo podía creer, me puse muy feliz y empecé a llorar, de solo pensar que mi deseo se iba a cumplir me dio mucha alegría, y mucha felicidad”, dijo Daniella. Según contó, tiene pensado viajar en abril del año entrante, con toda su familia.

Según Miriam Avila, coordinadora de Make a Wish, Daniela fue referida a Make-A-Wish Southern Nevada y teniendo en cuenta las pólizas de la organización su diagnóstico la hacía elegible para recibir un deseo. Para cada deseo hay un proceso de aprobación según cuenta Avila. “Daniela nos escribió una carta, donde explicaba todas las razones por las cuales ella quiere ir a Japón. Nuestra meta es encontrar el verdadero deseo de cada niño al que le hacemos este regalo, que es una vez en la vida”, contó Avila al periódico El Tiempo. Daniella se esmeró en explicar detalladamente que ir a Japón la haría muy feliz y le daría la oportunidad de tener momentos de felicidad con su familia sin citas médicas u hospitales. Teniendo en cuenta las razones expresadas por Daniella, Make a Wish, dedició darle la sorpresa a través del patrocinio de la campaña de Macy’s Believe, lo cual trajo mucha alegría para todos los involucrados.

Daniella que según su padre, es una niña alegre, muy aplicada y estudiosa, quien “siempre es premidada con galardones y diplomas, por tener solo A’s”, tiene sus esperanzas puestas en estudiar escritura, periodismo, algo relacionado con esto, “me encanta leer, durante el tratamiento leía mucho y eso me ayudaba para que el tiempo pasara rápido y a pensar en otras cosas, también me gustan los idiomas, algo con idiomas de otros países,” dijo la niña de 17 años de edad.

Make a Wish

Make a Wish es una organización que concede deseos a niños que están pasando por una enfermedad que está poniendo su vida en peligro, con el objetivo de enriquecer la experiencia humana con esperanza, fortaleza y alegría.

Make a Wish del Sur de Nevada fue fundada en 1996 y actualmente cuenta con más de 500 voluntarios “y damos la bienvenida a otras personas interesadas. Servimos a una de las áreas del país de más rápido crecimiento. Actualmente damos servicio a la mitad sur del estado, que abarca los condados de Clark, Nye, Lincoln y Esmeralda,” contó Miriam Avila.

De esta manera, pasó a explicar que para concederle un deseo, un niño deberá ser medicamente elegible (esto se determina con su doctor y las pólizas de la organización) , el niño debe ser mayor de 2 años y medio y menor de 18 años en el momento de ser recomendado y no haber recibido un deseo de otra organización que conceda deseos.

Teniendo en cuenta esto, cada año la oficina de Make a Wish trata de conceder todos los deseos que sean posibles. En el año 2012, se concedieron 75 deseos y “la meta para este año cumplir 85 deseos”, dijo Miriam Avila.

“Las personas de Make a Wish, son gente con corazones tan grandes que uno no sabe como pagarles, son asociaciones que le regresan a uno la forma natural que tiene el ser humano de querer a la demás gente. Aquí está la gente buena. La gente es buena, nada más es cuestión de saberles llegar, y los de Make a Wish, Macy’s y demás asociaciones, como la del cáncer de los niños, que trabajan para ayudar a los niños y a las familia, es gente que se va a ganar el cielo. Nos hicieron sentir especiales, a toda la familia, y se lo hemos dicho a todos los que conocemos”, añadió Ramón Calderón, padre de Daniella Calderón.

La familia de Daniella dice que esperan que de algo sirva lo que le pasó a su niña para ayudar a otros niños. Pero subrayó el hecho de hacer un llamado a los doctores, para que tengan conciencia, y examinen un poco más a fondo, no a la ligera. “Los malos dictámenes médicos, causan la muerte de mucha gente. Gracias a Dios aquí estamos y aquí está mi niña, pero lo que ella tenía no era ni inflamación ni gastritis, era algo más grave”, concluyó el padre de Daniella.

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