Para conmemorar el Mes de Concientización sobre el Cáncer Infantil, St. Jude Children’s Research Hospital ha decidido compartir historias de fuerza y esperanza de distintos pacientes que han superado la difícil situación de padecer cáncer.
Una de estas historias de resiliencia es la de Ramón, un joven mexicano -de 27 años- que encontró en este hospital el acceso al tratamiento necesario para superar la leucemia cuando era niño, y quien amablemente accedió a compartir su experiencia con El Tiempo. Por políticas de St. Jude, no se mencionará el apellido del entrevistado.
“Mi historia comenzó en Jalisco, México. A los seis años, un día como cualquier otro, iba a levantarme para ir a la escuela, pero no pude, tenía dolor en las piernas, llamé a mi mamá y vio que tenía puntos rojos por todo mi cuerpo. Me llevaron al doctor, se hicieron estudios pero desde el inicio se podía ver que el doctor estaba preocupado y que veía algo más de lo que él podía hacer”, relató Ramón.
Debido a la condición en la que se encontraba, Ramón fue llevado con un especialista que le realizó los estudios necesarios para poco tiempo después darle la noticia a sus padres de que el resultado -lamentablemente- era cáncer. Sus padres pensaron en vender su casa para poder costear el tratamiento, hasta que les llegó una noticia que les dio esperanza.
“Un amigo de mi papá también tuvo un hijo con leucemia, quien fue tratado en el Hospital St. Jude. Después de oír eso nos pusimos en contacto con el hospital, cumplimos el procedimiento y tres días después ya estábamos con la visa y todo listo para venir a Estados Unidos”, comentó.
Ramón y su madre llegaron al hospital de Memphis, Tennessee, desde el primer momento se dieron cuenta de que St. Jude era un lugar especial, ya que los doctores vestían colores llamativos e incluso la decoración del lugar era atractiva para los niños. Ahí, Ramón vivió sus tres años de tratamiento y quimioterapia.
“Primero llegué con mi mamá, pero a los pocos meses vino mi papá y mi hermana. El hospital hace todo lo posible para que uno esté cómodo, por ejemplo, traer a la familia inmediata, no tuvimos que pagar absolutamente nada, todo fue cubierto por el hospital y es debido a las donaciones del público. Fue una experiencia inolvidable, no hay un día que no recuerde mi estancia ahí”, acotó.
Ramón describe su estancia en St. Jude como un recuerdo agridulce, ya que aunque tuvo buenos momentos y convivió amistosamente con otros pacientes y sus familias, al final le es un recordatorio de que la batalla contra el cáncer no ha terminado, por lo que desea que algún día haya una cura.
“Después de tres años el tratamiento funcionó y estuve curado. Sigo regresando a St. Jude para estudios futuros, como ver los efectos a largo plazo de la quimioterapia y todo el tratamiento. Voy a seguir volviendo al hospital hasta los últimos días de mi vida. Mi estado de salud es perfecto, el estudio es opcional”, expresó.
Finalmente, Ramón envió un mensaje a los lectores de El Tiempo: “Poniendo el granito de arena se hace la playa. Este hospital ayuda a los niños más vulnerables, no solo a los de Estados Unidos sino a los de todo el mundo, a que tengan el tratamiento y que los padres no se tengan que preocupar por otra cosa. Soy un testimonio de que el hospital le ha abierto las puertas a todo niño. No tuvimos que pagar absolutamente nada y eso es gracias a sus donaciones”.
Actualmente Ramón tiene 27 años y trabaja en el Consulado de México en Los Ángeles.
En Las Vegas, St. Jude Children’s Research Hospital se encuentra en 1635 Village Center Cir, Ste. 250. Para más información, visite: www.stjude.org