José Alfredo Yañez Salas es un joven de 18 años originario de Chihuahua, México; llegó a Estados Unidos al lado de su familia cuando tenía 7 años de edad. Vivió mucho tiempo como indocumentado hasta que hace 3 años obtuvo su DACA, alivio migratorio que le ha permitido estudiar legalmente, aprovechándolo de una forma significativa ya que logró terminar la high school el 8 de junio y ahora se prepara para iniciar su camino como estudiante de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey.
Desde que llegamos de México siempre sentí que le debía algo a mis padres por los esfuerzos que habían hecho para llegar a los Estados Unidos, entrando a la escuela todos los compañeros iban a divertirse o juntarse con amigos, pero yo desde el primer día tenía una meta, y esa meta era llegar a una universidad prestigiosa para poder ayudar a mi familia financieramente porque ellos no van a poder retirarse, no tienen un plan de retiro, entonces su plan de retiro soy yo, espero algún día pagarles por todo lo que han hecho, comentó José Alfredo.
El ejemplo de sus padres ha sido fundamental para que Yañez haya podido sobresalir en el ámbito académico. Desde su llegada al país tuvo que enfrentarse a distintas dificultades como aprender un lenguaje diferente o una cultura nueva, sin embargo, en el primer año de su estancia en esta nación logró ser reconocido como el Matemático del Año, pese a no saber leer en inglés.
De niño quería ser arquitecto, siempre me dio por dibujar edificios, una vez que empecé a ir más sobre eso me fui al aspecto de tecnología, ahí me envolví en la ingeniería mecánica que es lo que más me gusta en este momento, mencionó el joven dreamer, quien estudiará dos carreras simultáneamente, Negocios e Ingeniería Mecánica.
Yañez Salas recién se ha graduado de Advanced Technologies Academy, una institución académica equivalente a high school; compartió con El Tiempo que entre el estudio y la práctica deportiva no le quedaba tiempo para salir con sus amigos, como es común entre los adolescentes de esa edad.
Desde el primer día que entré a la high school me enfoqué en asear mi perfil para los colegios, traté de encontrarme a mí mismo y todo lo que me gustaría a mí, entré a deportes, hice lucha y natación, llegué a ser capitán de esos equipos, fue algo que me gustaba a mí y creí que me iba a ayudar en el futuro. Me desvelaba, pasaba las noches completas haciendo tareas, algunas veces mi mamá se quedaba conmigo hasta las tres de la mañana, ella se iba a dormir y yo seguía para tratar de entregar los trabajos lo mejor que pudiera, expresó.
José Alfredo confesó que algunas personas le llegaron a decir que él nunca iba a poder llegar a una universidad prestigiosa, tal vez por la situación migratoria, una de ellas fue su maestra de historia e incluso más gente de su escuela y compañeros de clases.
Hubo un maestro que sí creía mucho en mí, siempre me apoyaba, un día estaba caminando con él, nos topamos a la directora y él le dijo que yo iba a ser alguien grande, que iba a ir a una escuela muy prestigiosa, la directora solo se rió de mí y siguió caminando. Uno que más me impactó fue un amigo cercano, estábamos hablando sobre colegios, él habló de sus metas, que quería ir a colegios buenos y caros; me preguntó que a qué colegio iba a ir, que si a CSN, porque es dónde él me veía a mí y que no podía hacer más que eso. Cosas así me hicieron trabajar más duro para superarme y hacer lo que todos dijeron que no podía hacer, dijo.
José narra que esas aseveraciones lo afectaron de una manera positiva pero a su vez le hicieron dudar en él mismo, incluso ya había pensado que solo podría quedarse a estudiar en UNLV. No obstante, el panorama cambió para él, uno de sus profesores le habló de un programa dedicado a contactar estudiantes destacados de bajos recursos con colegios prestigiosos. A partir de ahí fue aceptado en universidades como Darmonth, Notre Dame, UNLV, Princeton, entre otras.
Fue un proceso largo, fueron muchos colegios en los que apliqué, me aceptaron en seis de ellos. Princeton actualmente es la número uno en el país, ha superado a Harvard. Un día estaba en la escuela vendiendo boletos, -soy parte del gobierno estudiantil-, y me llamaron (por teléfono) para avisarme que me habían aceptado, en ese momento salí corriendo a donde no había muchos estudiantes para hablar con quien me llamó y agradecerle por la oportunidad, acotó.
La Universidad de Princeton solo acepta de 0 a 40 estudiantes y ahora ante esta oportunidad, José Alfredo deberá alejarse por primera vez de su familia para seguirse preparando académicamente y cumplir su meta de ser un empresario exitoso. Es importante mencionar que se graduó con honores de high school con un promedio de 4.6
Hay muchas oportunidades de negocios en tecnología, es una carrera en la que los hispanos salen adelante, son buenos, pero no mucha gente los reconoce; quiero cambiar ese aspecto, que no somos solo inmigrantes que roban trabajos o no sabemos nada, la verdad somos como todos los demás y podemos proveer para la comunidad, sentenció.
Antes de partir a la Universidad de Princeton el próximo 3 de septiembre, José A. Yañez Salas envía un mensaje a todos los jóvenes inmigrantes del Sur de Nevada que tienen la intención de sobresalir académicamente, demostrando que sí se pueden lograr los objetivos.
Desde antes de ser dreamer siempre me comprometía a nunca tomar (bebidas alcohólicas) o involucrarme en las drogas como muchos compañeros lo han hecho, pero ellos no tienen nada que perder como nosotros, a ellos si los detienen lo más que pueda pasar es que estén uno o dos días en la cárcel, paguen la multa y regresan a su vida normal; nosotros tenemos mucho en riesgo que podemos perder, regresar a un país que está en mucho conflicto por el crimen organizado y no hay las mismas oportunidades que hay aquí.
Hay muchas distracciones en la escuela, pero los años de escuela son muy pocos comparados a lo que te espera el resto de la vida, tienes que tomar eso en perspectiva y saber que hay un plan más adelante. Tienen que empezar a hacer su plan y evocarse a ello para ser alguien en la vida; hacer amigos y ser popular no importa cuando sales de la escuela, finalizó Yañez Salas.