KABUL, Afganistán (AP) — Los vuelos de evacuación desde Afganistán se reanudaron con nueva urgencia el viernes, un día después de que dos atentados suicidas tuvieran como objetivo a los miles de personas que huyen desesperadamente de la toma del poder Talibán y causaran más de 100 muertos. Estados Unidos advirtió que podrían producirse más atentados antes de que la semana que viene finalice la guerra más larga de Estados Unidos.
Mientras la llamada a la oración resonaba en Kabul junto con el estruendo de los aviones que partían, la multitud ansiosa fuera del aeropuerto de la ciudad parecía tan grande como siempre. Son muy conscientes de que la ventana se está cerrando para embarcar en un vuelo antes de que el puente aéreo termine y las tropas occidentales se retiren.
Los bombardeos del jueves cerca del aeropuerto mataron al menos a 95 afganos y a 13 soldados estadounidenses, dijeron funcionarios afganos y estadounidenses, en el día más mortífero para las fuerzas estadounidenses en Afganistán desde agosto de 2011.
Funcionarios afganos advirtieron que el número de víctimas podría aumentar, con las morgues al límite de su capacidad y la posibilidad de que los familiares se lleven los cuerpos del lugar. Un funcionario dijo que podrían haber muerto hasta 115 personas, con aún más heridos. Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar con los medios de comunicación.
Al menos 10 cadáveres yacían en el terreno a las afueras del Hospital Wazir Akbar Khan de Kabul, donde los familiares dijeron que la morgue no podía aceptar más. Los afganos dijeron que muchos de los muertos no han sido reclamados porque los familiares están viajando desde provincias lejanas.
En un emotivo discurso el jueves por la noche, el presidente Joe Biden culpó a la filial afgana del grupo Estado Islámico (EI), mucho más radical que los militantes talibanes que tomaron el poder hace menos de dos semanas en un ataque relámpago en todo el país.
“Rescataremos a los estadounidenses; sacaremos a nuestros aliados afganos y nuestra misión continuará”, dijo Biden. Pero a pesar de la intensa presión para que amplíe el plazo del martes y su promesa de dar caza a los responsables, ha citado la amenaza de más ataques terroristas como razón para mantener su plan, y los talibanes han insistido repetidamente en que debe cumplirlo.
Los talibanes han recuperado el control de Afganistán dos décadas después de que fueran expulsados en una invasión liderada por Estados Unidos tras los atentados del 11-S, que fueron orquestados por los extremistas de Al Qaeda que se refugiaban en el país. Su regreso al poder ha aterrorizado a muchos afganos, que temen que vuelvan a imponer el tipo de gobierno represivo que ejercieron la última vez que estuvieron en el poder. Por ello, miles de personas se han apresurado a huir del país antes de la retirada estadounidense.
Estados Unidos declaró que más de 100 mil personas han sido evacuadas de forma segura de Kabul, pero hasta mil estadounidenses y decenas de miles de afganos más están luchando por salir en uno de los mayores puentes aéreos de la historia. La Casa Blanca dio a conocer el viernes por la mañana que 8,500 evacuados habían salido de Kabul a bordo de aviones militares estadounidenses en las 24 horas anteriores, así como unas cuatro mil personas en vuelos de la coalición. Es el mismo total que el día anterior a los atentados.
El viernes siguieron llegando más personas con la esperanza de huir. Los atentados llevaron a Jamshad a dirigirse al aeropuerto por la mañana con su mujer y sus tres hijos pequeños, aferrado a una invitación a un país occidental que no quiso nombrar. Era su primer intento de salir.
“Después de la explosión decidí que lo intentaría porque tengo miedo de que ahora haya más atentados, y creo que ahora tengo que irme”, dijo Jamshad, que como muchos afganos solo usa un nombre.
Otros reconocieron que ir al aeropuerto era arriesgado, pero dijeron que tenían pocas opciones.
“Créanme, creo que una explosión ocurrirá en cualquier segundo o minuto, Dios es mi testigo, pero tenemos muchos desafíos en nuestras vidas, por eso nos arriesgamos a venir aquí y superamos el miedo”, dijo Ahmadullah Herawi.
Tras los atentados, el general Frank McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos que supervisa la evacuación, advirtió que era posible que hubiera más, y que los mandos estadounidenses estaban trabajando con los talibanes para evitarlos. La ministra de Asuntos Exteriores sueca, Ann Linde, tuiteó el viernes que “tenemos nueva información sobre una alta amenaza terrorista en la zona del aeropuerto de Kabul”, pero no ofreció detalles.
Las escenas de caos, desesperación y horror en el aeropuerto han conmovido al mundo. Las imágenes de gente metida hasta las rodillas en las aguas residuales y de familias empujando documentos e incluso niños pequeños hacia las tropas estadounidenses detrás de las alambradas han llegado a simbolizar tanto el desorden de los últimos días de la presencia estadounidense en el país como el temor de los afganos por su futuro.
Pero las posibilidades de ayudar a los que esperan huir se están desvaneciendo rápidamente para muchos. Muchos aliados estadounidenses ya han puesto fin a sus esfuerzos de evacuación, en parte para dar tiempo a Estados Unidos a concluir sus propias operaciones antes de retirar a cinco mil de sus tropas el martes.
Gran Bretaña declaró el viernes que sus evacuaciones de Afganistán terminarán en unas horas, y que el principal centro de procesamiento británico para afganos elegibles ha sido cerrado. El secretario de defensa, Ben Wallace, le dijo a Sky News que habría “ocho o nueve” vuelos de evacuación el viernes. Las tropas británicas se retirarán en los próximos días.
El gobierno español dijo que ha finalizado su puente aéreo. El ministro de Asuntos Exteriores de Suecia dijo que su evacuación también había terminado, pero que no todos habían salido. Y el ministro francés de Asuntos Europeos, Clement Beaune, dijo en la radio Europe 1 que el país terminará su operación “pronto”, pero que podría intentar prolongarla hasta después del viernes por la noche.
Los talibanes han dicho que permitirán a los afganos salir en vuelos comerciales tras la retirada de Estados Unidos, pero no está claro qué aerolíneas volverían a un aeropuerto controlado por los militantes.
Han pedido a Turquía que opere el aeropuerto de Kabul, pero la decisión se tomará “después de que la administración (en Afganistán) esté clara”, dijo el viernes el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Los líderes talibanes han mantenido conversaciones con antiguos dirigentes afganos, entre ellos el ex presidente Hamid Karzai y Abdullah Abdullah, que dirigía el consejo de reconciliación del anterior gobierno, encargado de negociar un acuerdo con los talibanes.
Un número incalculable de afganos, especialmente los que habían colaborado con Estados Unidos y otros países occidentales, están ahora escondidos, temiendo represalias a pesar de la oferta de amnistía total del grupo. Los nuevos gobernantes han tratado de proyectar una imagen de moderación en las últimas semanas, lo que contrasta con el duro régimen que impusieron entre 1996 y 2001, cuando obligaban a las mujeres a llevar el omnipresente burka, les exigían estar acompañadas por un pariente masculino cuando salían de casa, prohibían la televisión y la música, y llevaban a cabo ejecuciones públicas.
Pese a las promesas, los afganos de Kabul y otros lugares han denunciado que algunos miembros talibanes impiden que las niñas vayan a la escuela y van de puerta en puerta en busca de personas que hayan trabajado con las fuerzas occidentales.
Los atentados también plantean dudas sobre las promesas de los talibanes de llevar la seguridad a Afganistán. Nadie sabe hasta qué punto serán eficaces en la lucha contra los extremistas suníes del EI, que han perpetrado una serie de brutales atentados en Afganistán, dirigidos principalmente a su minoría musulmana chiíta.