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“El dinero se acabó”: Ucranianos evacuados se ven obligados a regresar

POKROVSK, Ucrania .- El impacto del misil lanzó a la joven contra la valla con tanta fuerza que se deshizo. Su madre la encontró moribunda en la banca bajo el peral donde había disfrutado de la tarde. Cuando su padre llegó, ya había fallecido.

Anna Protsenko fue asesinada dos días después de volver a casa. La joven de 35 años había hecho lo que las autoridades querían: Evacuar la región de Donetsk, al este de Ucrania, ante el acercamiento de las fuerzas rusas. Pero empezar una nueva vida en otro lugar fue incómodo y costoso.

Al igual que Protsenko, decenas de miles de personas han regresado a comunidades rurales o industriales cercanas a la línea del frente de la región corriendo un riesgo considerable porque no pueden permitirse vivir en lugares más seguros.

Protsenko lo intentó durante dos meses, y luego volvió a casa para aceptar un trabajo en la pequeña ciudad de Pokrovsk. El lunes, amigos y familiares acariciaron su rostro y lloraron antes de que su ataúd fuera cerrado a martillazos junto a su tumba.

“No podemos ganar. No nos contratan en otro sitio y todavía hay que pagar renta”, dijo una amiga y vecina, Anastasia Rusanova. No hay dónde ir, dijo, solamente aquí en la región de Donetsk, “todo es nuestro”.

La alcaldía de Pokrovsk calcula que el 70 por ciento de los evacuados ha vuelto a casa. En la ciudad más grande de Kramatorsk, a una hora en auto más cerca de la línea del frente, los funcionarios dijeron que la población había bajado a unos 50 mil habitantes desde los 220 mil usuales en las semanas posteriores a la invasión rusa, pero que desde entonces ha aumentado a 68 mil.

Es frustrante para las autoridades ucranianas que algunos civiles sigan en el camino de la guerra, pero los residentes de la región de Donetsk también están frustrados. Algunos describen que se sienten mal recibidos como rusoparlantes entre los ucranianos en algunas partes del país.

Pero la mayoría de las veces, el problema era la falta de dinero. En Kramatorsk, algunas personas que hacían fila para recibir cajas de ayuda humanitaria dijeron que eran demasiado pobres para evacuar. La región de Donetsk y su economía han sido arrastradas por el conflicto desde 2014, cuando los separatistas apoyados por Rusia comenzaron a luchar contra el gobierno de Ucrania.

“¿Quién cuidará de nosotros?”, se preguntó Karina Smulska, que regresó a Pokrovsk un mes después de evacuar. Ahora, a sus 18 años, es la principal fuente de ingresos de su familia como mesera.

Los voluntarios llevan meses recorriendo la región de Donetsk para ayudar a evacuar a las personas vulnerables, pero estos esfuerzos pueden acabar en un silencioso fracaso.

En una húmeda casa del pueblo de Malotaranivka, en las afueras de Kramatorsk, del techo de la sala colgaban espirales de papel matamoscas. Los trozos de tela se introducían en las rendijas de las ventanas para evitar las corrientes de aire.

Tamara Markova, de 82 años, y su hijo Mykola Riaskov dijeron que solo pasaron cinco días como evacuados en la ciudad central de Dnipro este mes antes de decidir que se arriesgarían a volver a casa.

“Nos habrían separado”, dijo Markova.

El refugio temporal donde se alojaron dijo que ella se mudaría a una residencia de ancianos y su hijo, con el lado izquierdo inmovilizado tras una embolia, iría a un hogar para discapacitados. Eso les pareció inaceptable. En su prisa por irse, dejaron su silla de ruedas. Era demasiado grande para llevarla en el autobús.

Ahora se las arreglan. Si suena la sirena antiaérea, Markova se refugia con los vecinos “hasta que paren los bombardeos”. La ayuda humanitaria se entrega una vez al mes. Markova dice que es suficiente. Cuando llegue el invierno, los vecinos cubrirán las ventanas con una lámina de plástico como aislamiento básico y limpiarán la chimenea del hollín. Quizás tengan gas para calefacción, quizás no.

“Era mucho más fácil bajo la Unión Soviética”, dice sobre su falta de apoyo por parte del Estado, pero está aún más descontenta con el presidente ruso Vladimir Putin y lo que sus soldados están haciendo a las comunidades que la rodean.

“Es viejo”, dijo de Putin. “Tiene que ser retirado”.

La nostalgia y la incertidumbre también impulsan los retornos. Un tren diario de evacuación sale de Pokrovsk hacia el oeste de Ucrania, relativamente más seguro, pero otro tren también llega a diario con personas decidieron volver a casa. Mientras que el tren de evacuación es gratuito, el de regreso no lo es.

Oksana Tserkovnyi tomó el tren de vuelta a casa con su hija de 10 años dos días después del mortal ataque del 15 de julio en Dnipro, donde habían permanecido más de dos meses. Si bien el atentado fue el detonante del regreso, a Tserkovnyi le había resultado difícil encontrar trabajo. Ahora planea volver a su anterior trabajo en una mina de carbón.

Los costos en Dnipro, ya llena de evacuados, eran otra preocupación. “Nos alojamos en casa de unos familiares, pero si hubiéramos rentado habría sido mucho más caro”, dijo Tserkovnyi. “A partir de seis mil hryvnias (200 dólares) al mes por un estudio, y no podrás encontrarlo”.

Los taxistas que esperan en Pokrovsk la llegada del tren dijeron que muchos descartan intentar reubicarse en otro lugar.

“La mitad de mi trabajo es llevar a estas personas”, dijo un conductor, Vitalii Anikieiev. “Porque el dinero se acabó”.

A mediados de julio, dijo, recogió a una mujer que volvía a casa desde Polonia luego de sentirse desubicada allí. Cuando llegaron a su pueblo, cerca de la fila del frente, había un cráter donde había estado su casa.

“Lloró”, dijo Anikieiev. “Pero decidió quedarse”.

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