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Brasil: se dificulta panorama económico tras ser destituida presidenta Rousseff

SAO PAULO (AP) — Dos dramas que capturaron la atención global - los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la destitución de la presidenta brasileña - han llegado a su fin. Pero Brasil está lejos de responder al mayor desafío que enfrenta el país: ¿Cómo salir de su profunda recesión?

La economía brasileña se contrajo 3,8% en 2015 y el Fondo Monetario Internacional pronostica que perderá otro 3,3% este año. Y el déficit presupuestario está en camino a alcanzar casi 48.000 millones de dólares al final de este año.

La mayoría de las malas noticias se acumularon durante el último año mientras el Congreso se consumía en su disputa respecto al futuro de la presidenta Dilma Rousseff. El miércoles, el Senado respondió a ello con un voto de 61-20 en favor de destituir a Rousseff por violar las leyes fiscales en su manejo del presupuesto federal.

Para algunos, eso es motivo de esperanza de que las cosas pueden cambiar.

“La economía tocó fondo bajo Dilma y el PT (Partido de los Trabajadores)” dijo Marcelo Teixeira, un maestro de secundaria de Sao Paulo de 28 años de edad.

Algunos analistas creen que con el destino de Rousseff resuelto, las compañías que se habían mantenido al margen debido a la incertidumbre política, podrían volver a invertir. Pero también existen temores generalizados de que los problemas políticos de Brasil son demasiado grandes para sobreponerse con tan solo reemplazar a Rousseff.

“Incluso con la destitución (de Rousseff), aún se cuenta con un sistema político demasiado disfuncional en Brasil”, comentó Monica DeBolle, miembro sénior del Instituto Internacional de Economía Peterson en Washington.

El sucesor de Rousseff, Michel Temer, tomó el mando de forma interina en mayo, cuando el Senado votó para iniciar el proceso de juicio político y suspender a Rousseff. Ahora se mantendrá en el poder el resto del periodo de Rousseff.

Aunque ha presentado una ambiciosa agenda de reformas, dijo DeBolle, Temer se enfrentará con grandes obstáculos para promulgar su programa en el poco tiempo que cuenta antes de la próxima elección presidencial, en 2018.

“El pueblo lo verá como una figura nominal y enfrentará un ambiente político muy complicado”, aseguró.

David Fleischer, profesor emérito en ciencias políticas de la Universidad de Brasilia, dijo que para frenar los disparados déficits presupuestales, Temer necesitará limitar los gastos gubernamentales con la implementación de varias medidas de austeridad, que van desde reformar los sistemas de pensión y bienestar social, hasta controlar los incrementos salariales de los empleados del gobierno.

Esos movimientos posiblemente enfrenten oposición en el Congreso por parte de legisladores renuentes a votar reducciones en tales áreas como el sistema de jubilación del país. Para aliviar las ansiedades, el gobierno de Temer emitió el lunes un comunicado en el que se indica que no se planea rescindir de los programas sociales y reducción de pobreza que instituyó el Partido de los Trabajadores durante los últimos 13 años.

El comunicado rechaza que Temer quiera incrementar la edad de jubilación de 70 a 75 años o eliminar los pagos por enfermedad, cuyas posibilidades se manejaron. Su gobierno afirmó que no privatizará los yacimientos petroleros en altamar ni revocará una serie de leyes laborales.

Lucca Mendes, un estudiante de 18 años en la Universidad Casper Libero de Sao Paulo, se mantiene escéptico.

“Las cosas van a empeorar para la clase trabajadora. Los precios subirán más y más, y más personas perderán sus empleos”, dijo.

Existen algunas señales de esperanza. El mercado accionario brasileño ha subido levemente este año ante la creencia de los inversionistas que la peor parte ya terminó debido a que los precios de la materia prima, columna vertebral de la economía brasileña, se han estabilizado.

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