Unos 200 inmigrantes centroamericanos que planeaban participar en la protesta anual del “Viacrucis” fueron disuadidos por los retenes de vigilancia y las amenazas de detenerlos, dijo un activista.
Desde hace años, los migrantes cargan cruces de madera en marchas de protesta durante la Semana Santa para realzar su sufrimiento a manos de delincuentes y policías corruptos.
Sin embargo, el sacerdote Alejandro Solalinde, que dirige un albergue para migrantes, dijo el sábado que las autoridades amenazaron con arrestar por tráfico de personas a los dueños de los autobuses rentados para el traslado de los manifestantes de la localidad de Ixtepec, en el estado de Oaxaca, a la capital.
Dijo que los manifestantes tenían previsto marcharse el jueves 16 de la Ciudad de México.
Casi 200 migrantes más llegaron y se quedaron en el albergue en Ixtepec porque temen ser detenidos en los retenes de migración cercanos a la localidad, debido a lo cual Solalinde y sus voluntarios enfrentan dificultades para alimentar y albergar a casi 420 hombres. Solalinde describió la situación como “crítica”.
“Nunca había visto una ciudad sitiada”, declaró el sacerdote.
El Instituto Nacional de Migración de México dijo en un comunicado que mantienen sus retenes a cuando menos 10 kilómetros (seis millas) de Ixtepec, que sus agentes están desarmados y observadores de derechos humanos se encuentran en la zona.
Dijo que los retenes instalados en carreteras son necesarios para detectar a los inmigrantes que se encuentran sin permiso en el país así como a contrabandistas de personas y contribuyen a “garantizar la seguridad de los extranjeros”.
Los manifestantes exigen el fin de las redadas de los migrantes porque les han impedido principalmente viajar en un tren carguero cuyo trayecto los acerca hasta la frontera con Estados Unidos.
Solalinde dijo que las redadas que comenzaron el verano pasado para evitar que los migrantes viajen de polizones en el tren los ha forzado a utilizar rutas más peligrosas.
Señaló que mientras antes alrededor del 15% de los migrantes eran víctimas de robo, extorsión, asalto y otras formas de maltrato, ahora la cifra se ha elevado al 90%.
“Ya no suben al tren, antes se cuidaban y llegaban más rápido”, declaró Solalinde.
“Antes lo que hacían en 12, 13 horas, lo están haciendo en un mes. Están yendo por 11, 12 caminos más peligrosos, más largos, en donde también son asaltados, son extorsionados”, apuntó.