Andrés Hernández casi pierde la vida el pasado domingo 13 de abril cuando fue golpeado brutalmente por dos desconocidos al salir de una tienda en Riverhead, Nueva York, luego de comprar una tarjeta telefónica para comunicarse con su familia en Guatemala.
Armados con un bate y un cuchillo los atacantes, que según Hernández fueron dos afroamericanos de unos 30 años, le provocaron una fractura de cráneo y múltiples contusiones que lo dejaron hospitalizado durante cinco días.
Los agresores, además, le robaron a Hernández $400 que obtuvo luego de una semana de trabajo como jornalero y que pensaba enviar a su familia en Guatemala.
El ataque a Hernández se suma a por lo menos cinco que han ocurrido en Riverhead contra hispanos desde enero a la fecha. De acuerdo con reportes de la cadena ABC la policía piensa que algunos de ellos podrían estar relacionados.
Expertos consultados por ABC afirmaron que los trabajadores inmigrantes como Hernández son un blanco fácil para los ladrones, ya que suelen llevar dinero en efectivo, y con frecuencia, si su estatus migratorio es cuestionable, son menos propensos a reportar un delito.
Andrés Hernández relata cómo ocurrió el ataque
“Uno me agarró de los brazos y otro me estaba pegando en la cara, con un bate me pegaron y como pude me hice así (se agacha) y sólo me pasó raspando la cabeza y sólo me abrió un pedazo”, le dijo Andrés Hernández a Univision.
El jornalero guatemalteco de 33 años describió que caminaba rumbo a su casa por las vías del tren en la comunidad de Riverhead en Long Island cuando dos afroamericanos lo atacaron.
Sobre el dinero que le robaron afirmó: “Me iba a servir para mandarle a mi familia, por la situación de Semana Santa que hay fiestas allá y ellos necesitan comer y todo eso ¿me entiende?”.
¿Ataque por odio racial?
Tras la golpiza, Andrés terminó cinco días hospitalizado en cuidados intensivos, la madre Magaret Smyth de la organización North Fork Spanish Apostolate en Riverhead quien ahora está a su cuidado, opina que se trata de un crimen de odio.
“Yo puedo decir que es odio porque los hispanos son víctimas de casi todo”, afirmó la madre Smyth.
Los crímenes de odio no son extraños en este condado de Long Island, en noviembre de 2008, Marcelo Lucero, un inmigrante ecuatoriano de 38 años, fue asesinado a golpes por siete jóvenes que le gritaron insultos racistas.
Un mes después, en diciembre de 2008, dos hermanos inmigrantes ecuatorianos, fueron severamente golpeados por dos afroamericanos, uno de ellos perdió la vida y los atacantes fueron acusados de crímenes de odio.
“Yo creo que aparte de racismo me querían robar porque ellos vieron cuando yo saqué mi dinero para comprar en la tienda unas tarjetas para llamar a mi país”, señaló Andrés Hernández.
De acuerdo con la policía de Riverhead de enero de este año a la fecha se han reportado por lo menos cinco asaltos similares a hispanos, la mayoría no se han resuelto porque las víctimas dan poca información de sus atacantes.
La policía de esta localidad por su parte está distribuyendo unos volantes en inglés y en español con una descripción del caso y ofrece una recompensa de $5,000 para quien otorgue información que conduzca al arresto de los sospechosos.