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Forense sigue buscando los nombres reales de John y Jane Does

Nadie sabe de quién son los huesos.

No hay lápidas. Algunos yacen bajo parches de grava del desierto, abandonados desde hace mucho tiempo por un sistema de riego roto que no mantiene la hierba viva. Un obelisco de piedra erigido en 2018 dice a los visitantes del cementerio de Woodlawn que, aunque no dejaron nombres, los no identificados fueron amados por alguien, en algún lugar.

La oficina forense del Condado Clark investiga cientos de muertes anualmente, pero 273 cuerpos permanecen sin identificar, dice el portavoz del condado Dan Kulin. Muchos de ellos han sido trasladados a un cementerio o incinerados y colocados en una cripta del condado.

“Es realmente triste, y me rompe el corazón que la gente muera y no tenga identificación, por lo que su familia no puede saber dónde están”, comentó Betty Wiley, una administradora del cementerio Woodlawn en el centro de Las Vegas.

Muchos de los casos se remontan a décadas atrás: solo ocho de los cuerpos sin identificar son de 2021, reveló Kulin. Siete son niños de menos de un año.

Algunos son adultos que probablemente eran indigentes pero que murieron sin documentos de identidad ni pistas que apunten a familiares directos. Son víctimas de homicidio y posibles víctimas de ahogamiento. Algunos fueron encontrados como restos óseos. El único hilo conductor es la etiqueta: John o Jane Doe.

La forense del Condado Clark, Melanie Rouse, que asumió el cargo a principios de junio, dijo que conseguir información para las familias en busca de un cierre es una de las funciones más importantes para la oficina forense.

“Es muy importante para nosotros intentar que esas familias vuelvan a estar con sus seres queridos y darles las respuestas que han estado buscando durante mucho tiempo”, comentó.

A veces, un “juego de espera”

Una vez que se reporta una muerte a la oficina forense (a menudo cuando se llama a un investigador para que acuda a la escena del crimen o a un accidente de tránsito) los funcionarios comienzan inmediatamente a recopilar información, explica Rouse. Los testigos y las tarjetas de identificación hacen que el proceso sea sencillo, pero Rouse señala que la investigación se complica cuando el cuerpo de alguien está descompuesto o no hay pistas definitivas.

A finales de mayo, los investigadores de las fuerzas del orden y de la oficina forense se enfrentaron a un caso sin pistas cuando se encontró el cuerpo de un niño de siete años cerca de un sendero remoto en Mountain Springs. El niño no tenía ropa, presentaba “múltiples lesiones” en el cuerpo y había sido estrangulado, aunque en ese momento no se hizo pública la información sobre la causa de su muerte.

Horas después de que se encontrara el cuerpo del niño, los investigadores pensaron que estaban en la pista correcta cuando una mujer le comentó a los funcionarios que un boceto de la policía se parecía a su hijo. La mujer fue entrevistada por la policía y los investigadores de la oficina forense, y después de revisar las fotos del cuerpo del niño, firmó una declaración jurada afirmando que era su hijo, reveló la policía.

Pero el hijo de la mujer fue encontrado vivo y a salvo con su padre y su hermanastro en el centro de Utah. Habían estado acampando sin servicio celular.

Kulin dijo que las identificaciones se hacen a través de fotos “con bastante regularidad”, pero se consideran preliminares hasta que la oficina forense completa su investigación. La policía ha dicho que la identificación inicial en el caso de Mountain Springs se hizo pública porque los funcionarios estaban preocupados por el hermanastro del niño.

Jane “Silver State” Doe

El 19 de septiembre de 1995, se encontró el vientre cortado de una mujer en una cinta transportadora en la planta de Silver State Recycling, en 333 de W. Gowan Road. Los detectives buscaron entre montones de basura para encontrar la cabeza, los brazos y las piernas desmembradas de la mujer, pero no se pudo encontrar todo su cuerpo.

“Probablemente nunca tendremos una causa de muerte definitiva a menos que encontremos todas las partes del cuerpo”, le dijo entonces el sargento de homicidios del Departamento de Policía Metropolitana, Ken Hefner al Las Vegas Review-Journal.

Jane “Silver State” Doe, que tenía poco más de 20 años, pudo haber sido una víctima de homicidio sin nombre durante más tiempo del que estuvo viva. La policía conoce los detalles básicos (medía 5 pies de alto, tenía ojos marrones, cabello castaño y mechas de color claro) pero nada más.

Pero al igual que la oficina forense, la policía de Las Vegas no deja de investigar los cadáveres sin identificar. El teniente de homicidios de la policía metropolitana, Ray Spencer, comentó que los detectives de casos sin resolver están investigando activamente el caso de Jane “Silver State” Doe y están realizando pruebas de genealogía con la esperanza de identificarla.

Se pueden encontrar más detalles en los trozos de información subidos a la base de datos. El hombre cuyo cuerpo en descomposición fue encontrado en 1987 tenía una barba completa con un “claro tinte rojizo”. Los conductores de vehículos todoterreno que encontraron los restos óseos de una mujer en 1991 también hallaron pantalones de mezclilla acampanados. El hombre encontrado en el lago Mead en 2003 llevaba unos shorts verdes con un cinturón negro.

La base de datos no indica dónde están enterrados los restos no identificados. Sin el marcador conmemorativo o los registros en Woodlawn, sería imposible saber que cientos de personas no identificadas han sido enterradas allí.

“Se espera que en el futuro, con la tecnología moderna y los avances del ADN, estas almas desconocidas puedan ser exhumadas e identificadas”, se lee en el obelisco del cementerio de Woodlawn. “Más de 40 mil desconocidos figuran en las bases de datos nacionales. Recordemos siempre”.

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