Un niño de 10 años estaba llegando a casa de la escuela cuando vio un colchón, un cartón jumbo de huevos y su bicicleta afuera.
Todo lo que Michael Gaytan y su madre, Cristina, poseían, estaba amontonado frente a su unidad en los Departamentos Las Haciendas en el bulevar North Las Vegas.
Junto con todos los demás en la comunidad de apartamentos de 25 unidades, se les notificó a las 5 p.m. del viernes que estaban siendo desalojados de su apartamento de una habitación.
A las 9 a.m. del lunes, un agente informó a los residentes que tenían que mudarse.
“No lo creía”, exclamó Cristina Gayton mientras tomaba un bocado de su hamburguesa con queso de McDonald’s.
Delen Goldberg, portavoz de la ciudad North Las Vegas, comentó a Las Vegas Review-Journal: “La gran mayoría de las personas que viven aquí no pagaban alquiler, sus contratos de arrendamiento habían expirado, había contratos fraudulentos o eran ocupas ilegales”.
La ciudad también identificó varios problemas de código con la propiedad, incluidas conexiones eléctricas ilegales y falta de agua debido a la falta de pago. Todas las ventanas estaban tapiadas el lunes.
“El edificio es conocido por la alta actividad de pandillas, de las drogas y la prostitución”, destacó Goldberg. “Hasta ha habido un arresto”.
Fuera del deteriorado complejo de apartamentos amarillo con una puerta defectuosa, la residente Paloma Castrejón se sentó en su silla de ruedas. Ella afirmó que la mayoría de los residentes estaban pagando el alquiler, al principio.
“Ponemos nuestro dinero en la ranura de la oficina”, detalló, acariciando a su terrier de 13 años: Princesa. “Nunca recibimos ningún recibo”.
Hace seis meses, Castrejón vio una pancarta en frente del edificio con un número de teléfono para llamar para alquilar una unidad. Ella firmó un contrato de arrendamiento, le dio a una mujer un depósito de $250, $100 por su perro y $400 en alquiler cada mes por el departamento, mencionó ella.
Nunca volvió a ver a la mujer.
La oficina principal fue asaltada, las pandillas comenzaron a pelear en la propiedad, y un nuevo dueño exigió un segundo depósito y una renta más alta a los residentes, según ella.
“La mayoría de las familias dejaron de pagar en octubre”, afirmó.
Goldberg dijo que el propietario comenzó el proceso de desalojo hace más de una semana por falta de pago, y un juez lo aprobó el viernes. Los registros del condado de Clark muestran que el dueño de la propiedad es Morris Melvin de Hawthorne, California.
“Dijimos: ‘Danos pruebas de que eres el propietario’”, expresó Castrejón. “Ya que nos habían estafado desde antes”.
Cuando se contactó por teléfono el lunes por la noche, Melvin solo declaró que planeaba vender el edificio.
Castrejón mencionó que ella y su esposo, Julio, se mudaron a un apartamento sin una estufa, refrigerador o electricidad.
“No había forma de calentar agua para bañarse”. Tuve que poner un cable eléctrico en el techo para compartir con mi vecino”, detalló.
Mientras hablaba, una de sus vecinas, Verónica Flores, que tiene tres hijos, se acercó con su esposo, Armando López.
Flores y su esposo tenían un contrato de arrendamiento desde agosto, y pagó $525 por mes por un apartamento de una habitación. También se vieron obligados a pedir prestado luces del apartamento de al lado.
“Al menos era mejor que estar en las calles”, puntualizó Flores, empujando una carriola con su hija de 4 años, Esmeralda. Flores dijo que el niño estaba descalzo porque la familia no pudo recuperar el resto de sus artículos hasta el martes por la mañana.
Castrejón y Flores planeaban llevar a sus familias al cercano Hotel Casa Blanca por el momento. Flores comenta que su madre le enviaría dinero para la semana.
En ese momento, Esmeralda anunció que estaba hambrienta. Castrejón le ofreció lo que tenía: fideos ramen y galletas.
“Pero tú también lo necesitas”, le contestó Flores.
Castrejón respondió: “Pero los bebés son lo primero”.