Amplias redadas realizadas en siete plantas de procesamiento de alimentos en el estado de Misisipi dejaron como resultado el arresto de 680 inmigrantes, informaron este miércoles funcionarios de inmigración de Estados Unidos, de acuerdo con fuentes locales.
El número total de arrestos en estas redadas sería el más grande en una década y probablemente el mayor en un solo estado, de acuerdo con autoridades de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), informó este dia el diario El Nuevo Herald.
Agregaron que alrededor de 600 agentes fueron desplegados en las plantas para rodear los perímetros, con el fin de evitar que los trabajadores huyeran. Los allanamientos a gran escala fueron realizados en pequeños pueblos cerca de Jackson, con una fuerza laboral compuesta principalmente por inmigrantes latinos.
Uno de éstos allanamientos fue realizado contra los propietarios y trabajadores de la procesadora de carne de pollo Koch Foods Inc., en el pueblo de Morton, situado 64 kilómetros al este de Jackson, dejó como resultado dos autobuses llenos de hombres y uno de mujeres.
Alrededor de 70 familiares, amigos y residentes del área se despidieron desde lejos de los arrestados mientras gritaban a las autoridades: “¡Suéltenlos!, ¡Suéltenlos!”. Un niño de 13 años que lloraba acompañado de su padre se despidió de su madre, una guatemalteca empleada en Koch.
Los trabajadores fueron llevados a un hangar militar para ser procesados por violaciones migratorias. A los trabajadores que pudieron comprobar su residencia legal se les permitió irse, pero antes tuvieron que permitir la revisión de la cajuela de sus autos.
Esta operación es otro ejemplo de la forma en que el gobierno del presidente Donald Trump lleva a cabo su política nacional para combatir la inmigración ilegal. En junio pasado prometió deportar a “millones” de inmigrantes indocumentados al afirmar que los centros de detención han superado su capacidad por solicitantes de asilo.
Bajo el gobierno del expresidente George W. Bush estas grandes muestras de fuerza eran comunes. Durante el mandato del expresidente Barack Obama, éste tipo de redadas fueron evitadas al realizar sólo auditorías de bajo perfil en centros laborales, lejos de la vista pública.
Trump reanudó las operaciones en centros laborales, que son complicadas porque necesitan meses de preparación y muchos recursos. El año pasado el gobierno hizo una redada en una empresa de jardinería cerca de Toledo, Ohio, y en una planta procesadora de carnes en el oriente de Tennessee.