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El tramo entre Ciudad Juárez y Nuevo México donde todos los días desaparece la frontera

NUEVO MEXICO y CIUDAD JUAREZ- A lo largo de millas y millas de desierto una gigantesca cerca de metal oxidado parte en dos la tierra. En el lado del norte está Estados Unidos, en el sur, México.

Pero hay un lugar entre Nuevo Mexico y Ciudad Juárez en el que un fragmento de la extensa valla que separa a los dos países desaparece cuando sale el sol.

Se trata de la obra de performance “Borrando la Frontera”, realizada el pasado abril por la artista mexicana Ana Teresa Fernández, quien con varios galones de pintura color “azul cielo perfecto” logró crear la ilusión de invisibilidad, “para borrar la frontera de las mentes de los mexicanos, así sea por unos segundos”, dijo Fernández a Univision Noticias.

Cuanto más claro es el día, más parece que esa parte de la cerca se desvanece en el firmamento.

El polémico vallado fronterizo conformado por placas, sistemas de alambrados, y hasta barrotes gruesos y corroídos, ha adquirido un protagonismo especial durante este ciclo electoral.

Ted Cruz, antiguo precandidato presidencial, prometía reemplazarlo por una barrera todavía más extensa que rodeara toda la frontera sureña estadounidense.

El virtual nominado republicano Donald Trump va mucho más allá con su emblemática propuesta de levantar un “bonito y robusto muro” fronterizo, y hacer que México pague por los costos de construcción. Ese es uno de los principales ‘gritos de batalla’ de sus simpatizantes: “¡Build the wall, build the wall!” (Construye la pared), repiten en casi todos sus eventos políticos.

“Es aterrador pensar en la idea de un Trump presidente, pero si ocurriera, si pusiera el tal muro, yo se lo volvería a desaparecer con pintura”, comentó Fernández.

No es la primera vez que la artista, criada en Tampico, Tamaulipas y San Diego, California, usa su brocha y rodillo para borrar fronteras.

La primera vez fue en 2011 del lado mexicano de la cerca en la playa de Tijuana, Baja California. Nuevamente lo hizo en 2015, acompañada de una organización de artistas, activistas, y miembros de la comunidad de Nogales, Sonora, ciudad que linda con Arizona.

Este año, motivada en parte por la exacerbación y retórica anti-inmigrantes que rodea algunas campañas presidenciales, Fernández quiso usar una “táctica de guerra”, atacando la frontera por tres blancos.

Mientras ella ‘pintaba de cielo’ el tramo de la valla entre Ciudad Juárez y Nuevo México, un grupo de colaboradores hacían lo mismo en la cerca que separa la zona de Agua Prieta, Sonora con Arizona, y otro en la de Mexicali con California.

El evento fue transmitido a través de livestream en ciudades como Boston, Nueva York, Viena, Ciudad de México, Tijuana, Phoenix y San Francisco.

Desde que comenzó a construirse en 2006, la valla de 580 millas que recorre por fracciones varias partes de la frontera del suroeste estadounidense, ha generado fuertes controversias. Quienes apoyan la medida, alegan que ayuda a contener el flujo de migrantes no autorizados, entre ellos narcotraficantes y posibles terroristas. Quienes la critican, como Fernández, dicen que es un “elemento disuasorio ineficaz”, que divide ambas sociedades y solo ha servido para recrudecer “la crisis humanitaria entre familias mexicanas”.

“La cerca tiene un impacto sicológico muy fuerte en nuestra cultura… representa la tragedia de miles de personas que han muerto tratando de cruzarla… de los que se separaron de sus familias para buscar mejores oportunidades, o escapar de la violencia, o incluso la muerte… es como un muro de lagrimas”, añadió.

Desde 1998 hasta 2014 más de 6.000 personas han muerto en la frontera entre Estados Unidos y México, el 6% de las muertes de migrantes en todo el mundo, según la Organización Internacional para las Migraciones.

Fernández ha querido borrar ese recuerdo con su pintura tipo minimalista en el tramo de 20 metros de ancho y seis de alto, sobre una pendiente arenosa que dificulta el acceso y justo al frente de un monumento colocado por la Comisión Internacional de Límites y Aguas ( IWBC por sus siglas en inglés) que dice: Límite de la Republica Mexicana.

“El impulso primerizo que me nacía cada vez que veía ese símbolo tan agresivo era pegarle, destrozarlo… pero quise dar un mensaje más pacífico, que fuera como un susurro político y llamara la atención a ese espacio cargado de violencia y dolor”, apuntó la artista.

Según Fernández, su obra artística ha sido calificada por algunos conservadores como “terrorista”, incluso la han denunciado con la policía y la han llegado a llamar “la AL QAEDA de la Frontera”.

“Hay personas que se organizan en las llamadas milicias y llegan armados a la frontera solo para perseguir inmigrantes. Mi única arma es mi pintura y mi imaginación, y me llaman terrorista. Eso te da una idea del miedo que puede causar que te muestren otra alternativa de la realidad”, explicó Fernández.

Otros en cambio lo encuentran como un llamado a la emancipación.

“Fue un mensaje muy sutil, pero a la vez muy contundente, hasta ruidoso en otro sentido… Ana no necesitó usar ni una sola palabra para gritar lo que quería decir”, dijo el graffitero de murales Maclovio Rodolfo Fierro Macías, uno de los que la ayudaron a pintar en Ciudad Juárez,”¡Libertad!”, añadió.

Para otra de sus colaboradoras, doña Julia Calderas, quien vive en el barrio fronterizo de Anapras, el performance artístico fue un “proceso terapéutico”, como el que no ha podido tener tras la desaparición forzada y asesinato de su hija Maria Elena hace once años, una de las cientos de victimas de la ola de femicidios que azota a Ciudad Juárez.

“Le da a uno como una esperanza de ver algo positivo… que ya no está ahí esa cerca tan triste”, dijo.

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