La violencia física es obvia para muchos, pero existe una más peligrosa porque muchas veces pasa desapercibida, y esa es la violencia psicológica. El abuso verbal merma el autoestima de quien lo padece, dijo Liz Ortenburger, presidente y directora de SafeNest del Sur de Nevada.
“La violencia puede presentarse de varias formas, cuando una persona te critica, te insulta o manipula, también te ofende llamándote con apodos o burlándose de tu apariencia. Eso también es violencia y da pie a que siga escalando hasta llegar a la física”, dijo Ortenburger durante una entrevista con El Tiempo realizada el viernes 15 de abril.
Hay ocasiones que una persona es abusada verbalmente y no siente que es víctima de violencia doméstica porque no tiene lesiones físicas, pero el abuso emocional puede ser tan dañino mental y psicológicamente como el abuso físico; son los precursores comunes de la violencia física, comentó Ortenburger.
“Existe una gran conexión entre el abuso doméstico físico y el abuso verbal. Las víctimas de abuso emocional han experimentado dolor físico crónico, depresión, ansiedad y muchos otros efectos negativos para la salud”, agregó Ortenburger, destacando que “cuando una persona abusa de otra emocionalmente ya existe un problema de control, porque los agresores comienzan a abusar emocionalmente de las víctimas como una forma de ejercer poder sobre ellas y luego puede comenzar el abuso físico”.
El abuso emocional no solo ocurre cuando una persona está dentro de una relación, sino que puede continuar cuando la víctima deja a su abusador; éste puede empezar a realizar llamadas amenazantes, textos o correos electrónicos intimidando o amenazando e incluso simplemente lanzando insultos.
De acuerdo a los jueces de familia, un juez no puede otorgar una orden de restricción por ningún otro motivo. Como adulterio, proferir improperios u otros insultos.
Rocío, una mujer cuyo verdadero nombre ha sido modificado por temor a represalias por parte de su exmarido, dice que fue víctima de hostigamiento y violencia verbal. “Solicité una orden de restricción para que mi ex no se acercara ya que nos amenazaba constantemente, sobre todo cuando se emborrachaba, la jueza me negó la orden de protección porque argumentó que los insultos no son considerados como una amenaza”, externó acotando “los insultos pueden escalar a violencia física y se supone que eso se tiene que prevenir”.
Aunque a Rocío no se le otorgó la orden de protección, lo que pueden hacer otras mujeres como ella es guardar todos los correos o textos con los insultos del agresor y, en caso de que se acerque a agredirla físicamente o trate de lastimarla, llamar de inmediato a la policía y volver a pedir una orden de restricción.