LONDRES — Autoridades sanitarias británicas lanzaron el martes las primeras dosis de una vacuna contra COVID-19 ampliamente probada y analizada de forma independiente, iniciando un programa de inmunización global que se espera que cobre impulso a medida que más sueros obtengan la aprobación.
La primer dosis fue administrada a Margaret Keenan, que cumple 91 años la próxima semana, en University Hospital Coventry, uno de los varios hospitales del país que están manejando la fase inicial del programa en lo que se ha denominado “V-Day”.
“Me siento muy privilegiada de ser la primer persona en ser vacunada contra COVID-19”, declaró la ex asistente de joyería. “Es el mejor regalo anticipado de cumpleaños que podría desear porque significa que finalmente puedo esperar pasar tiempo con mi familia y amigos en el Año Nuevo después de estar sola la mayor parte del año”.
Las primeras 800 mil dosis van a personas mayores de 80 años que están hospitalizadas o que ya tienen programadas citas ambulatorias, junto con los trabajadores de los asilos. Otros tendrán que esperar.
Funcionarios de salud pública han pedido al público que tenga paciencia porque sólo los que corren mayor riesgo de contraer el virus serán vacunados en las primeras etapas. El personal médico se pondrá en contacto con las personas para concertar citas, y la mayoría tendrá que esperar hasta el próximo año antes de que haya suficiente vacuna para ampliar el programa.
Stephen Powis, director médico nacional del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, declaró que la primera vacuna fuera de un ensayo fue un momento emotivo.
“Esto realmente se siente como el principio del fin”, consideró Powis. “Ha sido un año realmente terrible, todas esas cosas a las que estamos tan acostumbrados como estar con amigos y familiares, ir al cine, fueron esfumadas. Ahora podremos recuperarlas, no mañana, no la próxima semana, no el mes que viene, pero en los meses venideros”.
El Palacio de Buckingham se negó a comentar los informes de que la Reina Isabel II, de 94 años, y su esposo de 99 años, el Príncipe Felipe, serían vacunados como ejemplo público de la seguridad de la vacuna.
Los funcionarios de salud pública de otros lugares están observando el despliegue de Gran Bretaña mientras se preparan para la tarea sin precedentes de vacunar a millones de personas para poner fin a una pandemia que ha matado a más de 1.5 millones. Si bien el Reino Unido cuenta con una infraestructura bien desarrollada para la entrega de vacunas, está orientado a administrarlas a grupos como niños en edad escolar o mujeres embarazadas, no a toda la población.
Reino Unido está comenzando el proyecto después de que reguladores británicos dieron el 2 de diciembre una autorización de emergencia a la vacuna producida por el fabricante de medicamentos estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech. Las autoridades de Estados Unidos y la Unión Europea también están analizando la vacuna, junto con productos rivales desarrollados por la empresa de biotecnología estadounidense Moderna, y una colaboración entre la Universidad de Oxford y el fabricante de medicamentos AstraZeneca.
El sábado, Rusia comenzó a vacunar a miles de doctores, profesores y otros en docenas de centros en Moscú con su vacuna Sputnik V. Ese programa está siendo visto de manera diferente porque Rusia autorizó el uso de la vacuna el verano pasado después de que fue probada en sólo unas pocas docenas de personas.
Los primeros envíos de la vacuna Pfizer-BioNTech fueron entregados a un grupo selecto de hospitales del Reino Unido el domingo.
En una de esas instalaciones, el Croydon University Hospital, al sur de Londres, los miembros del personal no podían ni siquiera tocar los frascos, pero estaban encantados de tenerlos en el edificio.
“Estoy muy orgullosa”, dijo Louise Coughlan, jefa farmacéutica del Croydon Health Services NHS Trust.
La vacuna no puede llegar lo suficientemente pronto para Reino Unido, que ha tenido más de 61 mil muertes relacionadas con COVID-19, más de lo que cualquier otro país ha reportado en Europa. El Reino Unido tiene más de 1.7 millones de casos.
Las 800 mil dosis son sólo una fracción de lo que se necesita. El gobierno se dirige a más de 25 millones de personas, o alrededor del 40 por ciento de la población, en la primera fase de su programa de vacunación, que da prioridad a los que tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad.
Después de los mayores de 80 años y los trabajadores de los asilos, el programa se ampliará a medida que aumente el suministro, con la vacuna ofrecida aproximadamente en función de los grupos de edad, empezando por las personas de más edad.
En Inglaterra, la vacuna se entregará en 50 centros hospitalarios en la primera oleada del programa, y se espera que más hospitales la ofrezcan a medida que se vaya extendiendo. Irlanda del Norte, Escocia y Gales están haciendo sus propios planes bajo el sistema de administración descentralizada del Reino Unido.
Los problemas logísticos están ralentizando la distribución de la vacuna de Pfizer porque tiene que ser almacenada a menos 70 grados centígrados (menos 94 grados Fahrenheit).
El programa de vacunación será un “maratón no un sprint”, comentó el profesor Stephen Powis, director médico del NHS de Inglaterra.
Las autoridades también se están centrando en los puntos de distribución a gran escala porque cada paquete de vacunas contiene 975 dosis y no quieren que ninguna se desperdicie.
El Reino Unido ha acordado comprar millones de dosis de siete productores diferentes. Los gobiernos de todo el mundo están celebrando acuerdos con múltiples desarrolladores para asegurar la entrega de los productos que finalmente se aprueben para su uso generalizado.