El 15 de agosto del 2012 inició el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), el cual ha permitido que 886,814 jóvenes inmigrantes a Estados Unidos obtengan un permiso de trabajo para poder ayudar a sus familias o cumplir sus metas de poder asistir a la universidad. En total, los llamados ‘dreamers’ (soñadores) han aportado al país aproximadamente $831,025.245 dólares en honorarios por tramites de DACA, cifra obtenida del Departamento de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés).
Al cumplirse el quinto aniversario de DACA, El Tiempo ha decidido dedicar la portada de esta edición a los ‘Rostros de un sueño’, jóvenes de nuestra comunidad que cada día se esfuerzan por ayudar y contribuir a la sociedad de este país desde distintos ámbitos. Además, el 97 por ciento de los ‘dreamers’ hablan más de un idioma, lo cual muestra el empuje y ganas de superación de estos jóvenes emprendedores.
De acuerdo con ‘American Progress Action’, el 66 por ciento de los beneficiarios de DACA son mujeres. El Sur de Nevada cuenta con ‘soñadoras’ destacadas como Deisy Castro, una joven de 30 años de edad que fue traída de la Ciudad de México a Estados Unidos cuando apenas tenía cuatro años de edad.
“Fue muy claro para nosotros desde el momento que llegamos, creo que por la forma en que pasamos para Estados Unidos, pasamos por la frontera con un ‘coyote’.
Yo era muy pequeña pero esos son recuerdos muy impactantes, ver que te esconden o que te vienen persiguiendo, ya cuando llegas a este lugar sientes paz porque no te estás escondiendo pero ves muchas diferencias”, comentó Castro.
Antes de la implementación de DACA, Deisy debía conducir sin licencia con el temor de que podía ser parada por la policía en algún momento, sin embargo, no le quedaba otra opción; ya que para poder cumplir con su sueño de terminar una carrera universitaria debía tomar su vehículo para ir a trabajar y así poder costear sus estudios.
“Trabajaba y estudiaba, me tomó mucho tiempo terminar mis estudios, nueve años aproximadamente, porque era solamente una estudiante de medio tiempo y tomaba solo dos o tres clases, pero lo logré. Dos años antes de graduarme fue cuando obtuve DACA, ya con eso se me abrieron muchas puertas. Ya tenía más estudio y ya me podían aceptar en más lugares sin miedo de estar usando un número de seguro social que no era mío o etcétera”, relató la ‘dreamer’. Nota: A los jóvenes beneficiarios del DACA, les es otorgado un número de seguro social, para trabajar, deben transferir su historial crediticio del número ITIN, al nuevo número de seguro social. Es importante resaltar, que este Seguro Social, solo es válido para trabajar, más no pueden acceder a ningún beneficio federal.
Castro compartió con este semanario que se alegró mucho cuando se anunció esta Acción Diferida, ya que era algo que había esperado por mucho tiempo. Lo primero que la joven pensó es que ahora sí podría trabajar en lo que ella deseara para poder superarse y cumplir con el sueño de sus padres de verla trascender en Estados Unidos, algo que sin DACA hubiese sido aún más difícil de lograr.
“Empecé a trabajar con el Distrito Escolar como asistente de maestra, después de ahí me ofrecieron una maestría, estuve estudiando y trabajando, me acabo de graduar en mayo pasado con mi maestría en educación especial”, dijo Castro.
Desde agosto del 2016, Deisy obtuvo sus grados en psicología y se convirtió en profesora de educación especial, trabajo que al principio dudó en aceptar debido a su complejidad, pero actualmente le ha dejado muchas satisfacciones.
“Estos niños necesitan mucha ayuda, se requiere de alguien muy especial para hacer ese trabajo, se necesita mucha paciencia. Es muy bonito porque ellos pueden hacer la cosa más pequeña, lograr algo tan sencillo, pero te da una alegria y satisfacción de ver que puedan hacer algo que antes no podían. Sus metas son muy diferentes a las de un estudiante regular, cuando alcanzan esas metas es algo que nadie puede explicar, solo que produce una alegria inigualable”, mencionó Castro.
Actualmente Deisy trabaja con niños autistas de tercer a quinto grado en la escuela primaria Elaine Wynn, lugar de un alto número de estudiantes hispanos. Cada día, esta destacada profesora dedica atención personalizada a sus estudiantes, con el objetivo de ayudarlos a cumplir sus mentas, sin embargo, el trabajo no es nada sencillo, y es por eso que el Distrito Escolar tiene dificultades para encontrar suficientes maestros de educación especial.
“Uno de mis estudiantes del año pasado expresaba su frustración golpeándose en el rostro, al principio se pegaba mucho en los costados de la cabeza pero le conseguimos una especie de casco, eso lo protegía un poco más, entonces se empezó a pegar en las mejillas hasta el punto de empezar a sangrar.
Me sentía mal por él, comencé a buscar más información y a estudiarlo más de cerca, después de cuatro meses lo transfirieron a una escuela especial, fui a revisar al estudiante, me dijeron que estaba mejor y ya no se pegaba mucho pero que estaban seis personas trabajando con él. Fue cuando me di cuenta que a veces estos niños sí necesitan más atención que lo que les ofrecemos, si no hay una persona que empuje para que haya ese cambio, a veces los niños se quedan en un área donde no están bien”, acotó Castro.
La joven ‘dreamer’ confesó que la necesidad de más maestros especiales en el CCSD es tan grande que al momento de asistir a los cursos de capacitación la mayoría de profesores que conoce son sustitutos, esto quiere decir que pueden ser transferidos de escuelas en cualquier momento y afectar al desarrollo de los estudiantes. Por tal motivo, Deisy es una beneficiaria de DACA que suma a su comunidad, por lo que exhorta a las autoridades a mantener este programa que le ha dado libertad.
“-A los políticos- les diría que miren a las personas, vean lo que realmente hacemos con la oportunidad que nos han dado con DACA, no nos cierren las puertas, hay muchas personas que quieren crecer y hacer algo por ellos mismos y sus familias. No nos cierren las puertas, déjenos vivir como los demás”, sentenció Castro.
Otra joven ‘dreamer’ que se ha destacado en Las Vegas es Kathia Sotelo Calderón, una estudiante de 21 años de edad que actualmente cursa la carrera de Ciencias Políticas en UNLV. Kathia es originaria de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y fue traída a Estados Unidos cuando tenía solo siete años de edad.
“Ser DACA es una oportunidad para mí, crecí pensando que quizá nunca iba a tener esta oportunidad, recuerdo que aquí tuve un ‘shock de cultura’, me preguntaban ‘¿qué quieres ser cuando seas grande?’, yo me hacía la pregunta si era posible, y sí es posible, poder sobresalir aquí en Estados Unidos. Poder estar aquí sin estar preocupada de que un día me van a arrancar todo lo que he construido (deportación), eso me hace sentir mucho mejor en mi situación”, explicó Sotelo.
A los 16 años de edad, Kathia comenzó a estudiar en el colegio gracias a una beca, sin embargo, un año después que esta ayuda terminó comenzó a revisar costos para poder continuar su preparación académica a nivel superior, fue entonces cuando se dio cuenta de que simplemente un libro podía costarle más de $200 dólares.
“Al saber los costos vi que al no ser ciudadana mi vida iba a ser mucho más diferente porque no podía trabajar como mis otros compañeros de la escuela, no podía trabajar (por el estatus legal) ni siquiera para empezar a ahorrar para el colegio”, comentó Sotelo.
Antes de DACA, Kathia veía el futuro y sus sueños como algo muy lejano e imposible, pero al ser una beneficiaria más de este programa se convirtió en una persona que tiene la posibilidad de trabajar para lograr sus metas; no obstante, reconoce que al principio dudó sobre la Acción Diferida.
“Honestamente estaba muy desconfiada porque mi mamá y mi familia no tenín mucha fe, esperamos unos cuantos meses para ver cómo le iba al resto de las personas, después de ver que sí era algo bueno llené mi solicitud y la mandé”, agregó Sotelo.
Gracias a un programa federal, Kathia fue una de las dos personas seleccionadas de Nevada para trabajar un verano en el Senado de Estados Unidos. Por su curriculum fue enviada a laborar con el senador Harry Reid, una experiencia que califica como ‘surreal’.
“Estaba trabajando en el edificio de la capital, caminaba los mismos pasillos que otros senadores que hacían leyes para defender mi vida y otros que querían quitarme ese derecho de trabajar con ellos. Fue una experiencia muy maravillosa”, dijo Sotelo.
Al preguntarle su opinión sobre la intención de algunos políticos del estado de Texas y entidades aliadas para presionar al presidente Trump para terminar con DACA, la estudiante manifestó que, “honestamente lo veo como una forma de racismo, no de derechos ni de Constitución, porque si les importaran tanto las leyes y la Constitución a esas personas, estarían defendiendo otras cosas, no tratando de sacar a personas como yo de este país. He estado aquí por tanto tiempo que no imagino mi vida en otro lugar además de Estados Unidos, aquí tengo mi casa”.
Sin embargo, Kathia ha tenido que superar pruebas muy complicadas en su vida, una de ellas fue a los 19 años de edad, cuando tras una revisión de rutina fue detectada con cáncer de tiroides. En ese momento debía pagar una costosa cirugía, algo difícil de lograr al no tener seguro médico.
“Un jueves alrededor de las 6:30 de la tarde me llamaron, sabía que era una llamada mala porque ningún doctor llama después de las 5:00 de la tarde con noticias buenas. Me dijeron que encontraron cáncer después de hacer estudios, no era un cáncer tan peligroso pero era necesario sacarlo. Me dieron una fecha de cirugía, cuando investigué cuanto iba a costar, en total eran más de $25,000 dólares”, recordó la ‘dreamer’.
Debido a esta situación y al no contar con el suficiente dinero para pagar la operación, Kathia y su familia organizaron varias kermeses, lavados de carros y abrieron una cuenta de donación por internet. Gracias al apoyo de más de 300 personas de la comunidad lograron obtener alrededor de $7,000 dólares, el resto tuvo que ser costeado por los ahorros de ella y de su madre.
“En algún punto estuve muy decepcionada porque pensé que tenía que dejar de ir a la escuela para pagar esos gastos. Por el resto del año estuve tomando dos clases al semestre y pagando deudas de la cirugía”, relató Sotelo.
Los ahorros que ayudaron a la joven a costear su operación fueron gracias a que pudo trabajar legalmente con DACA. Actualmente Kathia continúa en revisiones médicas cada tres meses, vive con su madre y dos hermanas menores, además ayuda a su familia a pagar la renta y los gastos del hogar.
Para seguir estudiando, Sotelo Calderón recibe la ayuda de IME Becas proporcionadas por el Consulado de México en Las Vegas, motivo que la hace exhortar a más ‘dreamers’ a seguir luchando por sus sueños.
“Nada se va a hacer más fácil, tú te vas a hacer mejor, pase lo que pase, ya sea que nos den ciudadanía o quiten DACA, nada será más fácil, solo nosotros podemos seguir siendo mejores personas”, finalizó Kathia Sotelo.
Por último, a través de El Tiempo la senadora federal, Catherine Cortéz Masto, envía un mensaje a todos los ‘dreamers’ en este quinto aniversario:
“El programa DACA les cambió las vidas a miles de jóvenes de todo el país. Es decepcionante ver que hay algunos republicanos que quieren desmantelar este exitoso programa y mandar a estos jóvenes de regreso a las sombras. Continuaré luchando para proteger a los ‘DREAMers’ y sus familias, y apoyando medidas, como el nuevo ‘DREAM Act’, que les permitan salir adelante en el único país que conocen y aman”, dijo Cortéz Masto.
Este medio de comunicación también solicitó un mensaje del senador Dean Heller, sin embargo, al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Agradecimiento especial a Aarón Luna por su aportación a este artículo, además de Kathia Sotelo, José Macías y Johali Carmona por su contribución a las fotografías de los ‘dreamers’ incluidos en la portada de esta edición.