Unos sencillos módulos de bambú se han convertido estos días en una solución para dar techo temporal a miles de familias que perdieron sus hogares en el estado mexicano de Puebla por el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Ese día, cuando se cumplían 32 años de otro poderoso sismo, la tierra se estremeció con fuerza y se cobró la vida de 369 personas en Ciudad de México y cinco estados del país, entre ellos Puebla, y dejó muchas comunidades en ruinas.
Desde entonces, miles de familias viven a la intemperie, debajo de árboles, lonas o láminas y, en el mejor de los casos, en tiendas de campaña, lo que ha llevado a organizaciones sociales e instituciones educativas a sumar esfuerzos para hallar una salida temporal.
Así, el Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica de la Universidad Iberoamericana de Puebla y la iniciativa Puebla Bambú, integrada por ONG, empresas y productores, crearon unas estructuras habitables temporales, económicas y prácticas.
Su primer destino será el poblado de San Juan Pilcaya, ubicado en la Sierra Nororiental de Puebla, donde más de 300 familias viven en campamentos improvisados en el patio de sus viviendas, gravemente dañadas por el sismo de magnitud 7,1.
La localidad está “en ruinas” y “la necesidad, además de las despensas, tenía que ver con un lugar donde pasar la noche”, dice a Efe Saulo Meis, director de la organización la Esperanza del Mañana.
Gracias a la donación de bambú de productores locales de la Sierra de Puebla, arquitectos, especialistas de la planta, estudiantes y beneficiarios empezaron a trabajar a contra reloj para armar estos espacios en el menor tiempo posible.
Las estructuras miden 3×4 metros y ofrecen un espacio habitable hasta por periodo de un año y medio. El costo por módulo oscila entre los 15.000 y 20.000 pesos (entre 800 y 1.000 dólares), dependiendo del tamaño requerido por familia.
En cuestión de horas, un equipo de 10 personas -entre militares, voluntarios y expertos- trabajan codo a codo para construir cada módulo, la mayoría de los cuales son colocados en los patios de las viviendas.
“Le dimos preferencia a personas mayores, adultos con alguna enfermedad y familias donde hubiera niños, porque estaban durmiendo en casas de campaña con lonas”, explica Saulo Mies.
El objetivo es construir hasta 100 módulos en San Juan Pilcaya y, de forma paralela, se trabaja en la capacitación de personal para que estas estructuras lleguen a más comunidades.
Además, en una última etapa del proyecto se prevé la construcción de viviendas permanentes con bambú, ya que Puebla es el segundo estado a nivel nacional en producción de este material, lo que detonaría la economía local.
“Hoy hay una oportunidad de ser un apoyo para Pilcaya y un instrumento para mover la economía en la Sierra Nororiental”, señala Saulo Meis.
Las familias que necesitan este apoyo se cuentan por cientos. “No sabemos cuándo vengan a hacer la casa”, señala Jesús Tapia mientras observa cómo un grupo de jóvenes ultima los detalles de su nuevo “cuarto” de bambú.
El sismo le tocó cuando se encontraba en el interior de su vivienda y sostiene que está vivo de milagro, pues le cayeron varias tejas a la cabeza.
“Al no ver a mi esposa no quise salir, dije: ‘si se va a morir mi esposa, me muero yo también aquí adentro’”, recuerda Tapia, quien después de varias semanas tendrá un lugar propio donde dormir con su esposa.
“Estos señores vinieron y me ofrecieron esto. Les dije que quería casa y, gracias a Dios, ya la están terminando”, señala a Efe.
Unas calles más abajo vive Paz con su madre de 82 años. Desde el sismo ambas pasan la noche en una tienda de campaña instalada en el patio de lo que queda de su vivienda.
Emocionada, Paz agradece a quienes les están apoyando. “Siento que me va ayudar mucho porque, como viene la temporada de frío, ya no estamos a la intemperie”, comenta.
Estos espacios de bambú permitirán dar cobijo temporal a los damnificados en los próximos meses, cuando bajan las temperaturas, y hasta que las viviendas puedan ser reparadas o reconstruidas.
En el estado de Puebla hasta el momento se tienen contabilizadas 23.204 viviendas afectadas por el sismo, aunque se prevé que la cifra aumente al terminar el censo.