El equipo de Three Square empezó a cargar comida en los coches el martes temprano en la Escuela Secundaria Tarkanian. A las 10:55 a.m. (cinco minutos antes de la hora de inicio programada), los voluntarios se acercaron a los baúles abiertos de los autos con paquetes de entre 50 y 60 libras de comida, cada uno diseñado para suministrar comidas balanceadas a una familia por unas dos semanas.
Mientras el equipo trabajaba, los ocupantes de al menos 50 coches, camionetas, minivans y otros vehículos, esperaban pacientemente su turno en dos filas que daban la vuelta al estacionamiento de la escuela.
“Cuando abrimos nuestros sitios de autoservicio, estábamos anticipando de 200 a 225 autos en un sitio”, relató el Director de Operaciones de Three Square, Larry Scott. “Desde entonces, hemos tenido algunos sitios donde vemos más de 500 y 600 coches, así que la demanda ha crecido dramáticamente”.
Sitios como este son solo un ejemplo de cómo el banco de alimentos más grande del sur de Nevada ha estado reaccionando rápidamente ante las circunstancias cambiantes de la crisis del COVID-19 para satisfacer la creciente necesidad de alimentos, mientras que se enfrenta a las líneas de suministro fluctuantes y a grandes sacudidas en sus canales de distribución ordinarios.
“Comenzó cuando las escuelas cerraron”, mencionó Scott sobre la semana del 16 de marzo, cuando se le preguntó cómo el coronavirus ha cambiado las operaciones del banco de alimentos. “Estábamos proporcionando aproximadamente 18 mil comidas extra-escolares al día a los niños, luego, esas escuelas cerraron y ese canal de distribución se clausuró para nosotros”.
La organización respondió eliminando su programa de “almuerzos de mochila”, que en circunstancias normales depende de 150 a 200 voluntarios para empacar los almuerzos en un estilo de línea de ensamblaje que hubiera sido problemático en la era del distanciamiento social. Esas preocupaciones también obligaron al banco de alimentos a cambiar sus asociaciones normales de distribución con varios organismos locales.
“Suspendimos la entrega de alimentos a 170 de nuestros organismos asociados, muchos de los cuales ya habían cerrado sus puertas por temor a que fueran atendidos por muchos voluntarios y no pudieran respetar el distanciamiento social”, indicó Scott.
Fue entonces cuando surgió la idea de los sitios de distribución vehicular de alimentos. En cooperación con nueve de sus mayores agencias locales asociadas, la organización sin fines de lucro estableció dos docenas de sitios de distribución que operarían seis por día, cada martes a viernes.
Al pensar de esta manera, Three Square pudo responder rápidamente cuando varias compañías importantes de casinos cerraron por orden del gobernador y se encontraron con grandes cantidades de alimentos perecederos que querían compartir con la comunidad antes de que se desperdiciaran.
“Durante los dos primeros días posteriores al cierre, recibimos aproximadamente 300 tarimas de alimentos perecederos (de los casinos). Incluían frutas y verduras, productos lácteos y carnes frías, principalmente. Trescientas tarimas con un peso promedio de mil 200 libras es una cantidad tremenda de comida”.
Utilizando los nuevos métodos de distribución, la organización fue capaz de poner la mayor parte de esos alimentos en manos de personas que podían utilizarlos en una semana.
A pesar de estos éxitos, dice Scott, la necesidad sigue creciendo “en volúmenes que ni siquiera podemos medir perfectamente todavía”. Mientras tanto, la compañía se enfrenta a interrupciones en algunas fuentes regulares de alimentos. Los llamados rescates de productos perecederos no comprados en los supermercados locales han disminuido, ya que esas tiendas se enfrentan a una mayor demanda y a estantes vacíos, y las donaciones a granel de los grandes mayoristas se han interrumpido por las presiones en las líneas de suministro.
“Hay tanta demanda de carga para las tiendas de comestibles que es difícil o imposible o excesivamente caro traer algunos camiones”, explica Scott.
Por el lado positivo, argumenta, los productos básicos federales “han sido ininterrumpidos” durante la crisis y las donaciones les han permitido comprar alimentos para llenar los vacíos de las líneas de suministro.
“Las fundaciones han sido generosas”, expresa. “La industria de la hospitalidad ha sido muy generosa y las personas que envían 10 dólares cada una han sido extremadamente buenas. Así que sí, hemos sido bendecidos por esta comunidad. Necesitamos más, pero hemos estado bien atendidos”.
Para donar, ser voluntario o conocer ubicaciones y horarios de lugares de distribución, visita ThreeSquare.org.