Thiago Henrique Gomes da Rocha confesó haber cometido 39 asesinatos al ser capturado por la policía de Brasil. Una vez en su celda, intentó cortarse las venas con el casquillo de una bombilla rota pero un oficial pudo impedirl.
Su abogado asegura que su cliente fue coaccionado a confesar delitos que no cometió al ser sometido a un interrogatorio agresivo.
El comisario de la Policía Civil de Goiás, Eduardo Prado lo describe como una persona “fría y calculadora”, “no mostró arrepentimiento en ningún momento”.
Entre sus víctimas se encuentran 16 mujeres, 8 mendigos y otros 15 hombres elegidos al azar, entre los cuales se encuentran varios homosexuales.
La primera mujer muerta en Goiania fue una ama de casa, tiroteada el pasado febrero, y la última, una joven de 14 años que fue abatida a tiros en una parada de autobús urbano a comienzos de agosto.
Según relató Prado a Efe, el asesino dijo que cometía los crímenes porque “sentía mucha rabia” y que después de los homicidios, tras el “placer inicial”, sentía una “gran depresión que lo empujaba a hacer esas cosas (asesinar) de nuevo”.
La investigación todavía no ha concluido, pero los informes de balística presentados hasta el momento ya han confirmado que el arma que se encontró a Gomes da Rocha cuando fue detenido el miércoles coincide con la que se usó en 6 de los 39 asesinatos de los que se declaró culpable.
El director general de Policía Civil del estado de Goiás, João Gorksi, dijo ayer en una rueda de prensa que “al principio mataba aleatoriamente y al final estableció un patrón”, afirmó en alusión al “modus operandi” que se repitió en los asesinatos de mujeres.
Da Rocha fue arrestado el año pasado por robar una matrícula de motocicleta en el estacionamiento de un centro comercial y la Policía sospecha que cambiaba las placas de su vehículo frecuentemente para evitar ser identificado.
El asesino “hacía vida normal” y estaba comprometido con una mujer, aseguró a Efe un portavoz de la Policía.