Según una nueva encuesta del Review-Journal, en los últimos cinco meses ha aumentado el número de nevadenses que aceptan la idea de vacunarse contra el COVID-19.
El 73 por ciento respalda la inoculación; el 35 por ciento dijo que ya se había vacunado y el 38 por ciento indicó que planeaba vacunarse, según The Nevada Poll™, una encuesta telefónica y en línea de 500 probables votantes ejecutada por WPA Intelligence desde el 26 de febrero hasta el lunes. La encuesta cuenta con un margen de error de 4.4 puntos porcentuales.
Esto supone un aumento del 16 por ciento, o 10 puntos porcentuales, con respecto al 63 por ciento que mencionó que pensaba vacunarse cuando se realizó la encuesta a principios de octubre, y las conversiones provienen de las filas de los indecisos. Los que se oponen a la vacunación han bajado solo un punto porcentual, hasta el 19 por ciento, que sigue siendo casi una quinta parte de los encuestados.
“Creo que ahora hay mucha más confianza” en las vacunas, comentó Trevor Smith, director de investigación de la encuestadora WPA Intelligence, sobre el cambio en la opinión pública. “La gente está viendo que hay muchas más personas que se vacunan. Hay menos miedo”.
La encuesta indica que las mujeres se han preocupado más por vacunarse que los hombres. De los encuestados que afirmaron haberse vacunado, el 42 por ciento eran hombres y el 29 por ciento mujeres. Pero en el futuro, puede haber menos diferencia: El 57 por ciento de las mujeres que no se han vacunado tiene previsto hacerlo, frente al 59 por ciento de los hombres.
División partidista sobre las vacunas
Los republicanos son ligeramente menos propensos a vacunarse, según la encuesta, con un 30 por ciento revelando haberse vacunado, en comparación con el 36 por ciento de los demócratas y el 41 por ciento de los independientes y de otros partidos. De cara al futuro, tres cuartas partes de los demócratas tienen previsto vacunarse, frente al 43 por ciento de los republicanos y el 58 por ciento de los votantes independientes.
La encuesta también puso de manifiesto algunas líneas divisorias de indecisión sobre las vacunas entre los distintos grupos raciales.
El 38 por ciento de los encuestados de raza blanca afirmó haberse vacunado, en comparación con el 23 por ciento de los hispanos y el 38 por ciento de los afroamericanos. De cara al futuro, el 58 por ciento de los blancos aseveró que pensaba vacunarse, en comparación con el 64 por ciento de los hispanos y el 54 por ciento de los afroamericanos. Sin embargo, el subgrupo de afroamericanos era lo suficientemente pequeño como para aumentar sustancialmente el margen de error, lo que pone en duda el hallazgo, explicó Smith.
Las personas más ricas y con más estudios tenían más probabilidades de haberse vacunado. El 52 por ciento de las personas con un título universitario y unos ingresos familiares superiores a 75 mil dólares se habían vacunado, mientras que sólo el 24 por ciento de las personas sin título y con unos ingresos familiares inferiores a 75 mil dólares se habían vacunado.
Smith, el encuestador, indicó que las respuestas de quienes no querían la vacuna reflejaban principalmente la preocupación por la rapidez con la que se desarrollaba y las posibles repercusiones en la salud a largo plazo.
Muchos de los que aportaron comentarios sobre sus dudas sobre la vacuna habían votado por Donald Trump.
“Se elaboró con demasiada rapidez, y es sólo un ensayo. No sabemos qué efectos secundarios podría causar”, explicó una mujer que votó a Trump.
Una demócrata que votó por Biden también expresó que tenía “miedo de los efectos secundarios a largo plazo”.
“No me fío de los políticos ni de las empresas farmacéuticas”, respondió un hombre que se autodenomina moderado y que votó por Trump.
“Bebo sidra de manzana todos los días”
“Soy muy saludable. No me la voy a poner. Bebo sidra de manzana todos los días”, dijo un hombre de 82 años que votó por Trump. “Esto es solo un lado agresivo de la gripe”.
A los nevadenses también se les preguntó cómo creían que debía distribuirse la vacuna, con un 32 por ciento a favor de priorizar las condiciones preexistentes y la salud inmunológica, un 29 por ciento a favor de un enfoque basado en la edad y un 17 por ciento alegando que debería basarse en el empleo.
En Nevada, el empleo ha sido uno de los principales impulsores de quién recibe la vacuna en primer lugar, siendo los trabajadores de los hospitales los primeros en vacunarse, seguidos del personal de emergencias y de seguridad pública. Muchos otros grupos de empleo también son ahora elegibles, junto con los residentes de 65 años o más.
Los menores de 64 años (con o sin enfermedades preexistentes) aún no pueden vacunarse.
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