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6 millones de estadounidenses beben agua con peligrosos niveles de tóxicos sintéticos

El agua que está siendo suministrada a más de seis millones de personas en EEUU excede los niveles de seguridad recomendados por el gobierno federal de los llamamos perfluoroalquilos y polifluoroalquilos (PFAS), según un nuevo estudio.

Este descubrimiento fue llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan y la Escuela A. Paulson de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Harvard, cuyos resultados fueron publicados este martes en la revista científica de Cartas de Ciencia y Tecnología del Medio Ambiente de la Asociación Americana de la Química (ACS).

Se conoce como ‘PFAS’ a productos químicos industriales fluorinados que fueron utilizados en los últimos 60 años en la producción de productos cotidianos como los envoltorios de comida, ropa, alfombras y sartenes. Investigaciones científicas previas los han relacionado con casos de cáncer de próstata, de riñones y de testículos. También se les vincula en alguna medida con el alza de los niveles de colesterol en el cuerpo, la obesidad y la supresión del sistema inmunológico, así como trastornos hormonales y otros problemas de salud.

Estos químicos son sustancias sintéticas, es decir, que no se encuentran en el ambiente de forma natural y por ende, el cuerpo humano no sabe qué hacer con ellos. Estos tampoco sientan bien al planeta ya que, según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de EEUU, los polifluoroalquilos no se degradan fácilmente por lo que pueden ser transportados largas distancias mediante el agua o el aire y durar mucho tiempo en el ambiente.

Según los expertos, el agua potable es una vía común a través de la cual muchas personas pueden estar expuestas a estos químicos.

Para entender la presencia de estas sustancias en el agua potable de EEUU, los investigadores analizaron la concentración de seis tipos de suministros de agua potable y utilizaron los datos de más de 36,000 muestras de agua de varias partes del país desde el 2013 al 2015. Estos datos se obtuvieron de archivos gestionados por la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA).

Los científicos también estudiaron muestras de agua tomadas en lugares cercanos a fábricas que usaban los compuestos químicos como las zonas de entrenamiento militar donde usan fuego, aeropuertos civiles donde se usan espumas anti-incendios y plantas de tratamiento de aguas residuales.

Tras el análisis, se halló que los PFASs se encontraban en 194 de 4,864 reservas de agua examinadas en 33 estados, siendo trece de estos estados el 75% de todos los casos. Su lista incluyó, en orden de frecuencia de detección, a California, Nueva Jersey, Carolina del Norte, Alabama, Florida, Pennsylvania, Ohio, Nueva York, Georgia, Minnesota, Arizona, Massachusetts e Illinois.

Además, los especialistas confirmaron que 66 de las fuentes de suministro de agua pública inspeccionadas no cumplían los requisitos federales de seguridad de PFASs de 70 partes por billón (ng/L) de dos tipos de compuestos, el ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS ) y el ácido perfluorooctanoico (PFOA). Los niveles más altos de estos químicos se detectaron en las cuencas cerca de zonas industriales, bases militares y plantas de tratamiento de aguas residuales.

Aunque varios fabricantes ya suspendieron su uso, los productos químicos que se vertieron hace tiempo persisten en muchos hogares y en la vida silvestre, según los autores.

“Durante muchos años, los productos químicos con efectos tóxicos desconocidos, como los PFAS, han sido permitidos y se han estado liberando al medio ambiente. Ahora hay que enfrentarse a las consecuencias”, comentó la autora principal Xindi Hu, una estudiante de doctorado en el Departamento de Salud Ambiental de Harvard.

“Además, el número real de personas expuestas, incluso puede ser mayor que lo que encontramos en nuestro estudio. Los datos del gobierno que usamos para descubrir los niveles de estos compuestos en el agua potable pertenecen solo a casi un tercio de la población EEUU”, agregó.

“Estos compuestos también son potentes inmunotóxicos en niños y este estudio demuestra que el agua podría ser nociva para ellos ya que no cumple los requisitos de la EPA”, concluyó Elsie Sunderland, profesora de la universidad y coautora del estudio.

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