Veinte años después, de la mano de Danny Boyle, vuelve la banda que forman Ren (Ewan McGregor), Spud (Ewen Bremner), Sick Boy (Jonny Lee Miller) y Begbie (Robert Carlyle) para volvernos a contar las desventuras de este cuarteto de fracasados e inadaptados y de cómo les ha tratado la vida después de los acontecimientos que desencadenaban la traición y huida con las 16000 libras que debían repartirse entre los cuatro, fruto de la venta de un alijo de heroína por parte del personaje de McGregor.
La historia arranca con Mark Renton regresando a los suburbios de Edimburgo tras pasar unos años en Ámsterdam, en apariencia renovado. Ha dejado la heroína, se ha casado y ha sido padre, allí se reencontrará con sus antiguos camaradas Daniel “Spud· Murphy” y Simon “Sick Boy” Williamson, que le acogerán con más o menos rencor, pero sobre todo con el violento “Franco” Begbie, el que le guarda mayor odio por la traición y que espera poder vengarse de él tras huir de prisión.
En esta reunión de viejos amigos Boyle, ayudado por el guión de nuevo como en la primera parte de John Hodge y que narra una nueva historia que solo mantiene algunos ligeros trazos de la trama de la novela “Porno” de Irvine Welsh, secuela literaria de Trainspotting, aborda la madurez del cuarteto protagonista para tratar una historia de fracaso, pena, alegría, remordimiento, venganza, amor, odio y autodestrucción entre múltiples temas, de nuevo en un mundo marcado por las drogas, el sexo y la violencia.