“Sienta ese dulce dolor que proporcionan los recuerdos”, manifestó Javier Becerra, uno de los pioneros de la creación artística en Las Vegas, al dar inicio -a lo que él mismo definió- como un ensayo antropológico, el cual presentó el viernes 24 de marzo de 2023 en el Centro de Celebridades de Las Vegas Church of Scientology.
El público asistente volvió a dejarse subyugar de la hermosa música que interpretaron algunos integrantes del Grupo Cultural Macondo; música que invita a reflexionar, a pensar y sentir desde el fondo del corazón. “La poesía es el lenguaje del corazón, ¿Por qué la hemos olvidado?”, se cuestionó.
La noche de trova fue un acto de amor, profundamente informativo y plagado de anécdotas. Javier Becerra y el Grupo Cultural Macondo, sin duda, son referentes de la cultura que se empieza a desbordar en el valle.
“Justo escuchaba una charla que el cineasta Luis Estrada dio a El País, sobre la película ‘¡Que viva México!’, en la que –igual que Javier Becerra- en una tradición de las artes, promueve la crítica, la provocación, reírnos de nosotros mismos, porque lo único peor de la censura, es la autocensura”, comentó Javier Carson, uno de los presentes en el cómodo auditorio.
La noche de trova, poesía y canto fue un encuentro con la nostalgia y la cultura.
Una de las profundas reflexiones que compartió Becerra fue la relativa a que “el mundo atraviesa por una crisis de valores, donde la ingratitud, ignorancia, ambición e hipocresía es lo que prolifera en estos momentos. Es absolutamente necesario volver a las bases; uno de los trascendentalistas solía decir que cuando todo ha salido mal, es necesario regresar a la naturaleza”, apuntó recordando que “en la actualidad no queremos dejar de consumir papas fritas y las gaseosas que envenenan nuestro organismo, nos alejamos de la tierra y no entiendo por qué después de toda una vida de sacarle jugo a nuestros órganos, nos hemos condenado al pacto del hambre y el abandono. No hacemos caso de los consejos de nuestros mayores, nos parece absurdo y grotesco, e incluso a muchos les avergüenzan sus padres, se olvidan que cuando éramos pequeños ellos hicieron hasta lo imposible para darnos alimento, cobija y sustento”.
Becerra compartió que no puede permanecer impávido ante esto, que su alma tiene prisa, sabe que le quedan pocos años por vivir y se siente como aquel niño que ganó muchos dulces y se los comió con celeridad, pero al darse cuenta que se le acababan empezó a dosificarlos, a disfrutarlos. “Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos, reglamentos internos, no tengo tiempo porque sé que no se logrará nada, para soportar a personas absurdas que a pesar de su edad cronológica no han madurado. Para lidiar con mediocres, estar en reuniones donde desfilan solo egos inflados, no tolero a los manipuladores oportunistas, me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más hábiles, a los más capaces para presumir de sus logros. Las personas hoy en día no discuten contenidos, apenas títulos”, dijo categórico.
La noche de trova deja una enseñanza definitiva: “quiero vivir al lado de gente humana, que sepa reír, sentir y que reconozca sus errores y además que se burle de sí misma; porque eso es un presagio de inteligencia. Que no se envanece de sus triunfos, que no se considere electa antes de tiempo, que no huya de sus responsabilidades, que defienda la dignidad humana y que desee estar solo del lado de la honradez y la verdad. Lo esencial es lo único que vale la pena”, concluyó.
Tengo prisa, es parte de un mensaje del brasileño Salvador Andrade.