Bailando contra la obesidad infantil aquella tarde en Cali (Colombia), Alberto (Beto) Pérez, un instructor de coreografías conocidas como aeróbicos, olvidó el CD de música en su casa, y se vio obligado a dictar aquella clase con los que traía en su auto. Fue tanta la adrenalina y la energía que sus alumnos descargaron aquella tarde en ese gimnasio caleño, que sus alumnos le exigieron a Pérez, que incluyera dentro de la rutina, salsa, merengue y bachata para dejar salir tanta emoción contenida, que sólo se puede lograr con nuestra música. Al día siguiente, se dio cuenta que había roto el estereotipo de las coreografías largas, y las había transformado en versiones más cortas, basadas en el cancionero popular. En el gimnasio Thunder Kid, los instructores, Adriana Bouchard de Lima (Perú), y Enrique Gallardo de Cabo San Lucas (México), exprimen hasta la última gota de energía a los niños y algunas madres, que quieren comenzar a perder peso escapando del fantasma de la obesidad, uno de los peores flagelos de nuestra sociedad. Es increíble lo contagioso y emocionante que es asistir a una de estas clases. Cuando la música estalla por los aires, Adriana y Enrique dejan la vida en cada coreografía que repiten una y otra vez. Al final (como dicen los instructores), “si no mojaste toda tu ropa, todo lo que hiciste, no sirvió”, haciendo clara alusión a las condiciones en las que salen del gimnasio.
Los horarios de Zumba son a las 10:00 de la mañana y 7:00 de la noche, de lunes a viernes y tiene un costo de 30 dólares por mes.