El Mandalay Bay Events Center era el escenario perfecto para una de las peleas más esperada de los últimos tiempo y que había despertado la expectativa de los apasionados de las peleas de Ultimate Fighting Championship, más conocida por sus siglas UFC.
El combate estelar enfrentaba a la campeona de peso gallo Ronda Rousey, ganadora de la medalla de bronce de Judo en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, quien derrotara recientemente a su archirrival Miesha Tate en UFC 168, reteniendo su cinturón de peso gallo femenino. Enfrente, estaría nada más ni nada menos que la invicta Sara McMann (medallistas olímpicas en UFC 170).
Para frustración de un estadio repleto de público, la finalización llego en el minuto 1:06 del primer round, por parte del referí Herb Dean, quien consideró la incapacidad de McMann para seguir peleando.
La pelea fue promocionada como un combate de campeonas olímpicas, lo que había despertado todo el interés de aquellos que defienden (a capa y espada) el estilo que más les gusta. Por un lado, Rousey utilizando su efectivísimo judo y por el otro, la poderosa lucha de McMann, que hasta ese momento le diera tremendos resultados. Yendo a la pelea, lo poco que esta duró fue completamente de pie entre las rivales de turno. Rápidamente, ambas peleadoras lograron conectarse fuertes golpes como para ablandar a su oponente, antes de que comenzará el combate en el clinch.
Fue entonces que Ronda logró posesionarse mejor en la batalla cuerpo a cuerpo, buscando el espacio justo para conectar un letal rodillazo que mandara a Sara a la lona y así conseguir la victoria. No obstante el golpe y su caída fulminante, McMann consiguió ponerse de pie pero ya era muy tarde, su oportunidad (según el árbitro Herb Dean) había terminado.
Irónicamente algún sector de público se dedicó a abuchear a Rousey, muy a pesar de su inobjetable triunfo, mientras que McMann asumió su derrota, sin culpar en ningún momento al referí por haber parado la pelea antes de tiempo, decisión que despertó muchas polémicas en la concurrencia por considerarla muy apresurada.