Rocky ‘Mr. Azúcar’ Romero, es un luchador de descendencia caribeña, nacido en Los Ángeles California, su personaje de gladiador cubano lo llevó a ocupar los espacios estelares en el Consejo Mundial de Lucha Libre en México con el equipo Los Habana Brothers, donde logró ser campeón de peso ligero.
Romero visitó Las Vegas, el domingo 11 de marzo en el casino Cannery, para dar cátedra de sus vuelos y llaves a los luchadores de la empresa local Future Stars of Wrestling. Esta compañía apoya a jóvenes que asisten a las academias de lucha en el valle de Las Vegas para sus primeros combates, posteriormente convoca a estrellas internacionales para combatir contra sus peleadores locales más experimentados.
El conocido como ‘Mr. Azúcar’, habló con El Tiempo, “Mi nombre es un tributo a Celia Cruz, ¡azúcar!, llevó 20 años en los encordados y quiero por lo menos estar otros 15 años más, hay que cuidarse la cadera, las rodillas y nunca dejar de entrenar. Mi etapa como luchador volador, la he tenido que adaptar a ser más inteligente a ras de lona con los castigos”.
Con menos de 200 libras de peso, Rocky ha enfrentado a los gladiadores americanos, de mayor tonelaje y estilo rudo, él con escuela de lucha mexicana y japonesa tiene que buscar los puntos débiles de su oponente y aplicar un castigo, “en México luchadores como Místico, que es una figura internacional, me dijo que él iba a ver mis luchas a la arena, eso es una motivación”.
Una lucha cambió su vida, en equipo con los Habana Brothers, enfrentó a Marvin, Virus y Volador, en su momento esa batalla fue elegida como la mejor de su época a principio de los años 2000, “esa lucha dio la vuelta al mundo y me abrió muchas puertas, la gente se dio cuenta de la calidad y el estilo, sigue siendo recordada”, dijo el gladiador.
En su presentación en Las Vegas, hizo llave con el miembro del Salón de la Fama de la Lucha Libre, el japonés Liger, enfrentaron a los locales Marcel y Manley, quienes tuvieron que aguantar castigos clásicos como ‘La Tapatía’ o ‘La Cavernaria’, y recibir los vuelos suicidas de los visitantes, que en menos de 30 minutos los llevaron al centro del ring para el conteo del réferi.