El Gobierno de Río de Janeiro anunció que añadirá 3.503 policías más al contingente inicialmente previsto para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos, que era de 10.414 agentes, lo que supone un incremento del 33 %.
La Policía Militarizada suspendió las vacaciones, las licencias especiales y pondrá a patrullar en la calle a agentes que normalmente se dedican a tareas burocráticas, según detalló el comandante general del cuerpo, el coronel Edison Duarte, en una rueda de prensa.
Del nuevo contingente, 634 agentes se encargarán de reforzar las comisarías encargadas de patrullar las favelas que han sido declaradas pacificadas después de que se expulsaran de ellas a las bandas de narcotraficantes que las dominaban.
Con los nuevos policías, el aparato de seguridad de los Juegos Olímpicos ya implica a cerca de 55.000 efectivos de diferentes cuerpos de seguridad, incluyendo a 22.000 militares.
A pesar de que la ciudad está militarizada, a pocos días de inciar las Olimpiadas, se registraron asaltos a conductores de automóviles en el túnel Rebouças, una de las principales vías de la ciudad brasileña.
Uno de estos atracos fue el del atleta olímpico de la delegación China y su camarógrafo, quien lo acompañaba en el interior del lobby del hotel donde se encontraban, fueron víctimas de una nueva modalidad de hurto en Río de Janeiro.
El vallista chino Shi Dongpeng, estaba en el vestíbulo del hotel esperando para hacer el registro, pero una persona en estado de embriaguez vomitó sobre el atleta. El vallista se fue al baño, mientras el camarógrafo que lo acompañaba salía detrás del supuesto borracho. En ese momento, tal y como luego vieron las cámaras de seguridad del hotel, otra persona entró en el hall y se llevó el equipo fotográfico.