El siete veces campeón de la Fórmula Uno, Michael Schumacher, se encontraba el lunes 30 en un coma inducido para poder entrar a quirófano por traumatismo craneal grave, tras el accidente de esquí sufrido en los Alpes franceses.
Medios alemanes aseguraron que la vida del ex piloto estaría incluso en peligro, después de que el estado de salud del alemán empeoró tras el accidente en la estación francesa de Méribel.
Aunque en un principio las noticias eran más optimistas, conforme pasó el tiempo se reportó que el séptuple campeón del mundo se encontraba “en estado crítico” tras sufrir “una hemorragia cerebral”.
Schumacher “sufría un traumatismo craneal grave con coma a su llegada, que necesitó inmediatamente una intervención neuroquirúrgica”, explicó el Centro Hospitalario Universitario de Grenoble (CHU) que añadió que se encuentra “en un estado crítico”.
En un primer momento, Schumacher fue trasladado en helicóptero al hospital de Moutiers, una pequeña ciudad de la región de los Alpes, y posteriormente fue llevado a otro centro médico en Grenoble.
Según Christophe Gernigon-Lecomte, director de Meribel, donde se registró el incidente, Schumacher llevaba puesto el casco en el momento de la caída, pero se golpeó con una roca en la cabeza.
Según los medios alemanes, se encontraba en compañía, entre otros, de su hijo mayor, de 14 años.
Inmediatamente después de su caída, dos socorristas auxiliaron a Schumacher y posteriormente también se hicieron cargo de él los gendarmes.
Cuando llegaron los equipos de salvamento, Schumacher “estaba consciente, pero un poco alterado”, declaró Gernigon-Lecomte.
La agente del ex piloto, Sabine Kahm, confirmó el accidente y la hospitalización de su representado, en un comunicado difundido por la agencia SID.
“Michael se ha caído de cabeza en el transcurso de una estancia de esquí de orden privado en los Alpes franceses. Llevaba puesto el casco y no estaba solo” en el momento del accidente, explicó la agente.