Su padre se lo advirtió más de una vez, “el puesto de portero hijo es el más ingrato. Un delantero erra 5 goles durante un partido, y mete uno casi sin querer, entonces es el ídolo de la tarde.
De él hablarán la prensa, las jovencitas, y hasta su futura suegra”, también le dijo, “si ese mismo muchacho, ataja las pelotas más difíciles, y en el minuto 89 le hacen un gol tonto, ese mismo portero pasará a ser ‘el villano de la tarde’, olvidando todo lo bueno que hizo durante los otros 88”, termina diciendo el papá, tratando de convencer a su único hijo, de los sin sabores de una mala tarde en la portería de cualquier equipo del mundo.
Un rato más tarde, haciendo caso omiso a los consejos de su padre, el niño se calza los guantes, y se prepara a defender la portería del Deportivo Ensenada, ante la atenta mirada de su abuelo Héctor y de su madre Karla Lizardo, quienes sufren cada vez que el pequeño Luis recibe un pelotazo.
Aquel sábado en la mañana, un polvoriento campo de fútbol de Ensenada, sería testigo mudo del inicio de una carrera deportiva brillante, dividida entre el fútbol y el baloncesto, los deportes que mejor practica. “Mido 6’2” lo que me facilita para conseguir rebotes debajo del aro.
Hace un tiempo, me vi obligado a elegir con qué deporte debía seguir, y elegí el fútbol”, nos confiesa Luis, quien agrega, “el baloncesto me ha servido para desarrollarme físicamente, y para manejar el juego aéreo dentro del área”, dice Luis, mientras continúa su práctica diaria con su instructor Abraham Barajas, ex portero de Toluca y Atlas, ahora radicado en nuestra ciudad.
Caminando a la orilla del campo de juego, Luis Zamudio (padre), no perdía detalles del entrenamiento de alta competencia que Barajas aplicaba a su hijo.
Fue ahí cuando nos dijo, “todavía me acuerdo de sus primeros partidos en la Escuela Orr, detrás del Boulevard Mall con el equipo Chivas, o su primera conquista interestatal con el equipo Vegas United, en el Torneo Celtic Cup de San Bernardino.
Era un torneo muy competitivo y de alto nivel técnico. Aquel domingo llegaron a la final, hubo definición por penales, y él paró todos los tiros desde los once pasos, coronándose campeones, y mi hijo elegido como el mejor jugador del torneo.
En la actualidad, con 16 años, Luis está enfocado en terminar su High School, para más tarde continuar la carrera de optómetra, mientras escucha ofertas de alguna universidad nacional, y recibe alguna beca de deportista”, finalizó diciendo el orgulloso padre, mientras del otro lado de la ciudad, mamá Karla prepara la comida, esperándolos para cenar en familia.