Las Aces combaten con desafíos de viajes comerciales para sus juegos de la WNBA

La centro de las Aces, Carolyn Swords, le gusta leer o resolver crucigramas. La delantera, Tamera Young, prefiere escuchar música y tener conversaciones vía FaceTime con sus amigos y familiares.

Cualquier cosa para pasar el tiempo en los aeropuertos de todo el país.

Las Aces y otros equipos de la WNBA vuelan comercialmente hacia y desde juegos exteriores y a menudo están sujetas a patrones de viaje rigurosos a medida que navegan en el transcurso de la temporada regular.

Los equipos de la NBA, por supuesto, alquilan aviones, pero sin los ingresos necesarios para las aeronaves privadas, los equipos de la WNBA deben tomar el primer vuelo comercial disponible para su destino después de los juegos.

Eso podría significar un vuelo nocturno más convencional después de un matinée.

Podría significar un ojo rojo después de un comienzo de la tarde.

O podría significar un vuelo temprano la mañana siguiente, lo que es particularmente perjudicial en la segunda noche de un back-to-back. Las Aces han jugado dos back-to-backs esta temporada y ya no les quedan más.

El punto, sin embargo, sigue en pie.

“Por supuesto sería genial si pudiéramos viajar en privado, irnos después de los juegos y esas cosas”, señaló Young. “No tener que tener el tiempo extra de espera en los aeropuertos…Incluso el asiento reconfortante. Estar con tus compañeras de equipo, haría la diferencia”.

Las demoras no son infrecuentes, pero las Aces no han experimentado eso todavía, aunque su hotel no estaba listo después de un vuelo temprano desde Indiana a Nueva York el mes pasado.

“Hubo retrasos en el pasado, con tormentas eléctricas en verano. Ciertos equipos no pueden hacer conexiones o sus vuelos se cancelan todos juntos”, informó el entrenador de las Aces, Bill Laimbeer. “Hasta ahora esta temporada, nadie ha tenido ningún problema importante”.

Laimbeer voló comercialmente durante parte de su carrera como jugador con los Detroit Pistons, quienes en 1988 fueron el primer equipo de la NBA en implementar un viaje reservado.

Transmitió una comprensión de los desafíos de los vuelos comerciales, pero señaló que es el estándar en toda la WNBA y que los equipos deben trabajar en ello porque es poco probable que cambie en el futuro previsible.

“Todo el mundo tiene que pasar por eso, tienes que jugarlo”, señaló Laimbeer. “No puedes colgar la cabeza, tienes que decir, ‘no estoy cansado’”.

Swords, de 6 pies y 6 pulgadas, es una de las jugadoras más altas de la WNBA y ocasionalmente se esfuerza por encontrar asientos que se adapten a su altura.

Ella comenta que Laimbeer, de 6-11, comprende la situación y aboga por la mayor cantidad de espacio para las piernas de sus jugadoras.

“Trabaja muy duro para asegurarse de que el equipo esté haciendo lo correcto para asegurarse de que estamos en un asiento que realmente no va a afectar nuestra capacidad de jugar”, confesó Swords.

Pese a sus inconvenientes, Swords and Young también profesaron algo positivo de los viajes comerciales: la interacción con los fans de la WNBA en todo Estados Unidos.

Es normal, dijeron, para los fanáticos involucrar a las jugadoras sobre sus carreras y elogiar sus logros en los aeropuertos o durante los vuelos.

A veces, esperan para saludar al equipo cuando llegue.

“La gente en general está emocionada”, afirmó Swords. “Es muy divertido que le digamos a la gente que somos de Las Vegas y que somos el primer equipo de la WNBA aquí. Es solo una oportunidad de interactuar con ellos”.

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