El esquinero de la UNLV y nativo del sur de California, Jericho Flowers, se adentrará en territorio familiar en dos semanas para enfrentarse al equipo con el que creció, yendo contra jugadores que conoce desde hace años.
Pero Flowers junto con sus compañeros de equipo entrarán en cualquier cosa que no sea una atmósfera amistosa cuando ingresen al Los Ángeles Memorial Coliseum el 1 de septiembre para abrir la temporada.
Se les pedirá que presenten una actuación respetable en un juego que pocos fuera del vestuario de la UNLV creen que tienen alguna posibilidad de ganar. Pero el departamento de atletismo, que cobrará un cheque de 1.15 mdd, saldrá ganador financiero.
La UNLV, como otros programas del Grupo de los Cinco, depende de tales juegos de dinero para ayudar a equilibrar su presupuesto aproximado de 39 mdd. La USC ha recibido más de 100 mdd en ingresos cada uno de los últimos cuatro años.
Es como una tienda de abarrotes local que compite contra Walmart.
Esa es la vida fuera de los Cinco de Poder. En Mountain West solo esta temporada, se informa que Colorado State recibirá $2 millones para jugar en Florida, Utah State $1.4 millones para viajar a Michigan State y Nuevo México $1.2 millones para un viaje a Wisconsin.
Para la UNLV, el reto es jugar un cronograma que ayude a obtener ganancias financieras mientras recupera la pérdida esperada con al menos un juego que los Rebels deberían ganar. Tienen dos de estos juegos esta temporada: el 8 de septiembre contra Texas-El Paso y el 15 de septiembre contra Prairie View A&M, ambos en el estadio Sam Boyd. La UNLV concluye su calendario de no conferencia el 22 de septiembre en el estado de Arkansas, que ha realizado siete viajes consecutivos y que probablemente sea favorecido.
“Queremos posicionar a nuestros equipos para el juego de postemporada en general”, señaló la directora de atletismo de la UNLV, Desiree Reed-Francois. “En el fútbol, equilibramos el posicionamiento competitivo, el reclutamiento, las oportunidades para nuestros estudiantes atletas y la ubicación tanto para los estudiantes como para los fanáticos”.
El juego en la USC, en particular, verifica esas casillas.
“Tenemos docenas de estudiantes atletas del área del sur de California en nuestro equipo, y el juego en la USC les dará la oportunidad de jugar frente a sus familias y amigos”, dijo Reed-Francois. “Además, exhibir nuestro programa y nuestra universidad en la televisión nacional (Pac-12 Network) siempre es valioso.
“Hemos invertido en personal, reclutamiento y bienestar de atletas estudiantiles, y en el futuro, con el nuevo estadio, nuestro objetivo es brindarles a nuestros fanáticos contrincantes de alta calidad tanto locales como fuera de casa”.
La UNLV se muda al nuevo estadio con los Raiders en 2020, por lo que la dinámica de programación también cambiará algunas. Esa instalación ya está ayudando a los Rebels a traer más programas de nombres a Las Vegas para los arreglos de hogar en lugar de forzar a la UNLV a viajar para juegos individuales.
Los Rebels serán anfitriones de California en 2020 y 2026, Arizona State en 2020, Iowa State en 2021, Vanderbilt en 2023, Brigham Young en 2024 y UCLA en 2025.
Si el nuevo estadio ayuda a entregar el tipo de ingresos que la UNLV espera, los días de tener que jugar en la USC sin un viaje de regreso podrían ser contados. En los últimos años, los Rebels también recibieron grandes cheques de pago por juegos en Michigan (un millón en 2015) y en Ohio State ($1.3 millones en 2017).
El entrenador Tony Sánchez dijo que su equipo, ahora más experimentado, puede aprovechar esos viajes de Big Ten cuando juegue contra los Trojans.
“Creo que cuando eres joven y eres un estudiante de primer o segundo año y no has jugado en esas atmósferas, puedes sentirte un poco abrumado y un poco enojado”, describió. “Pero nuestros muchachos, algunos de ellos han estado en ‘The Big House’ (Michigan), en Ohio State, o han jugado en la UCLA en el Rose Bowl”.
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