El FC Barcelona proclamó cuando comenzó 2017 que la renovación de Messi se concretaría “en el primer trimestre del año”. Llegados a la última semana de febrero la única novedad es que Jorge Messi, el padre del crack, estuvo en Barcelona las dos últimas semanas… Y regresó a Argentina sin nada concretado.
¿Malas noticias? Desde el club se mantiene el discurso de la discreción, negando que haya ningún contratiempo y dejando en manos del presidente la laboriosa negociación. “No hay problemas”, explicó a ESPN una fuente del Barça, en un mensaje tan breve como críptico que traslada la ordenanza existente en el Camp Nou: de Messi no se habla. Ni poco ni menos. Nada.
Lo cierto es que Jorge Messi llegó a Barcelona el nueve de febrero y volvió a su país sin que se conozca si se reunió o no con Bartomeu, por más que la sospecha es que no existió tal encuentro. Ni los medios más afines al club azulgrana pudieron dar cuenta de un cara a cara entre ambos y apenas se deslizó que “han existido contactos” sin ninguna concreción más que insinuar que “se ha avanzado”.
Avanzado… ¿En qué? Entendiéndose el secretismo al que se ha llegado en el asunto y a la discreción que proclamó el presidente del Barcelona, choca de sobremanera que no haya existido ¡durante dos semanas! Un simple hueco en las agendas de Bartomeu o Jorge Messi para en persona y facilitar, ni que fuera, una imagen a la opinión pública que, seguro, habría tranquilizado a la hinchada.