Cuando abrimos la puerta del viejo gimnasio ubicado en Charleston y la calle Main, vimos a Isaac Martínez, entrenar como si fuera el día previo a su pelea por el campeonato mundial. Enfrente estaba el experimentado Frankie Avelar quien no le daba respiro, sabiendo que su pupilo debería dejar hasta la última gota de sudor en la lona para lograr su objetivo. Más adelante, escondido entre la multitud, un hombre no perdía ni un solo detalle de lo que pasaba ahí arriba. Ricardo Martínez (oriundo de Sinaloa) había acompañado a su hijo como todos los días a afinar los últimos detalles de la preparación para el Torneo Nacional a diputarse en nuestra ciudad, la semana siguiente.
Antes de salir de su casa, su mamá Catalina lo despidió con un beso y aprovechó para darle la bendición, la cual, lo protegería de cualquier golpe que pudiera recibir durante el combate. Son las 5:00 de la tarde y la actividad no se detiene en el gimnasio. Por momentos, el ruido de los golpes y el aliento constante de Avelar estremecen a todos los que estamos ahí presentes. El tiempo apremia y su entrenador repasa una y otra vez la rutina diaria. Cuando termina de entrenar, Avelar encuentra un lugar un poco más tranquilo donde comenzó la entrevista exclusiva con el periódico El Tiempo.
“Nací en California hace 19 años; desde que era un niño, le pedía a mi papá que me dejara ver las peleas de boxeo que transmitían por televisión. Me gradué en Las Vegas High School, pero decidí continuar esta carrera para lograr mis sueños de campeón”, dijo Isaac, convencido que ha sido su mejor decisión. “En realidad he hecho una carrera muy rápida, teniendo en cuenta que me puse mis primeros guantes de boxeo cuando tenía quince años y medio”, dice, el joven boxeador mientras se seca el sudor que corre por su frente. A la entrevista se unen su entrenador y su PÁ, como lo llama Isaac cariñosamente, quien dijo, “trabajo por las noches en un casino, llego a la casa bien temprano y me lo llevo a correr 2 horas. Ya de regreso, duermo un poco y por las tardes me lo traigo al gimnasio, para practicar 3 horas más”, dice el orgulloso y sonriente padre de Martínez, agregando, “haber conocido a Frankie ha sido una gran bendición en nuestras vidas; cuando fui a hablar con él, vio las condiciones de mi hijo y no dudó ni un instante en ayudarnos”, concluyó el orgulloso padre de Isaac Martínez.
Para terminar, Isaac nos acompañó hacia la puerta agradeciendo nuestra visita, fue entonces que recordó a sus abuelos que viven en México y se emocionó con la idea de hacerles llegar una copia de su entrevista exclusiva para El Tiempo.