El historial del boxeo reciente se carga cada día más de peleas que deberían realizarse y nunca ocurren gracias a la excusa de dos ridículos argumentos. La primera excusa es la de “el momento de esta pelea no ha llegado todavía” y al final termina por no hacerse nunca o hacerse cuando ya no tienen el mismo interés.
El otro argumento es la del “boxeador más evitado” o el “no vende”, dos figuras nuevas del boxeo de las que es común hablar hoy en día y que hubiesen sonado como un chiste hace poco más de una década.
El argumento de “boxeador evitado” se le aplicó a Paul Williams en su momento, a Yuriorkis Gamboa hace pocos años, o Gennady Golovkin, André Ward y Guillermo Rigondeaux en la actualidad.
A otros los enmascaran con la dañina e injusta excusa de “no venden”, como a casi todos los cubanos o a gente como, entre muchos otros, Scott Quigg y Román González, en este último caso con la excusa de que las categorías pequeñas no interesan.
Desde hace años el boxeo reclama una pelea entre Mayweather y Pacquiao; ahora que se acabaron las excusas aparecen otras barreras, aunque todo parece indicar que sí van a pelear. La pregunta es ¿tiene esta pelea la misma intriga que hubiese tenido antes de que Pacquiao perdiese contra Juan Manuel Márquez o contra Timothy Bradley? Sin duda alguna hoy sigue siendo una pelea interesante, necesaria y deseada, pero pocos de los que hace un par de años hubiesen apostado por Pacquiao lo seguirán haciendo hoy en día.
Otra pelea que se pide a gritos desde hace meses es la de Guillermo Rigondeaux y Leo Santa Cruz. La pide el cubano, la pide el mexicano y la pide, sobre todo, la afición. Supuestamente la televisión y los promotores del ´Terremoto´ dicen que no.
Decían que la gente quiere ver a Santa Cruz contra Abner Mares, pero ahora anuncian que Mares peleará contra Arturo Santos Reyes el 7 de marzo. También dicen que Rigondeaux no vende, pero quien lo haya visto pelear contra Marroquín o Amagasi saben que el ´Chacal´, puede dar buenas peleas. Al fin y al cabo una pelea la hacen dos boxeadores, no uno solo.
¿Hay alguien que no quiera ver una pelea entre dos campeones como Santa Cruz y Rigondeaux? ¿Acaso nadie tiene interés por ver quién es mejor? Creo que el argumento de “no vende” no engaña a nadie.
Parece que mientras existan excusas seguiremos viendo como un buen boxeador como Leo Santa Cruz cobra cerca del millón de dólares por noquear a rivales en sesiones de sparring televisadas, mientras que Guillermo Rigondeaux tiene que viajar a Asia para defender dos cinturones por medio millón de dólares.
Qué pobre hubiese sido la historia del boxeo si Leonard no hubiese peleado contra Durán, Hearns o Hagler porque “No era el momento”, o no lo hubiese hecho contra Kalule porque el africano no vendía.