OAKLAND, California – Hacía tiempo que los Athletics se habían labrado un legado de Jekyll y Hyde como una de las franquicias más exitosas –y tristes– de la Major League Baseball. En su haber, nueve títulos de la Serie Mundial y 19 temporadas de futilidad marcadas por 100 o más derrotas.
Esto, sin embargo, es diferente. Ahora, legiones de fans de los A’s ven al equipo como el más traicionero del deporte bajo la propiedad del multimillonario John Fisher, heredero de la familia que fundó The Gap en 1969, un año después de que los A’s se trasladaran a Oakland, California, desde Kansas City, Missouri.
Solo unos años después de adoptar el lema “Arraigados en Oakland”, los A’s llegan esta semana al final de sus 57 temporadas de vaivenes en una ciudad eclipsada habitualmente por la mística de su vecina San Francisco.
“Sé que estos momentos en los que vengo a ver los partidos siempre van a estar entre los mejores años de mi vida”, se lamentaba Will MacNeil, de 40 años y fan de los A’s, mientras contemplaba el final de una era que está aplastando el alma de una comunidad. “Y que un dueño multimillonario me lo arrebate, es frustrante”.
Un equipo de béisbol que se ha mudado dos veces vuelve a mudarse
El éxodo de los A’s de Oakland otorgará al equipo la dudosa distinción de ser la primera franquicia de la Major League Baseball que se ha mudado en cuatro ocasiones diferentes. Después de comenzar en Filadelfia en 1901, los A’s se trasladaron a Kansas City en 1955, luego a Oakland en 1968, con Sacramento, la capital de California, y Las Vegas como siguientes destinos peripatéticos.
Ningún lugar ha sido el hogar de los A’s durante tanto tiempo como Oakland, donde son el último equipo deportivo profesional de una región de dos condados conocida como East Bay, hogar de 2.8 millones de personas que viven al otro lado del charco frente a San Francisco.
A lo largo de los años, el equipo de béisbol se ha convertido en un emblema de la garra y el estilo de East Bay. Los años gloriosos de los A’s han incluido a los “Swingin’ A’s”, coloridos y bigotudos, durante la primera mitad de la década de 1970, a los musculosos y fanfarrones “Bash Brothers” de finales de la década de 1980, y a los luchadores no favoritos de la década de 2000, que dieron lugar a un cuento de hadas de la vida real en la película “Moneyball”, basada en el libro de Michael Lewis que marcó el comienzo de la era del análisis basado en datos.
Durante esas décadas, el estadio de los A’s –el Oakland Coliseum, ahora en ruinas– se convirtió en un centro neurálgico de East Bay, donde personas de todas las razas, edades, ingresos y orígenes se unían en torno a una causa común.
“Era como una plaza pública”, dijo Jim Zelinski, fan de los A’s de toda la vida. Su padre le llevó al primer partido del equipo en el Oakland Coliseum el 17 de abril de 1968, una derrota por 4-1 ante los Baltimore Orioles delante de 50,164 espectadores.
Animar a los Oakland A’s conectó a todo el mundo, desde los estibadores del bullicioso puerto de Oakland hasta los frikis de la tecnología de Silicon Valley, pasando por los hippies de la cercana Berkeley, con la tecnología y los subversivos forjados en el hervidero de una ciudad donde Huey Newton fundó los Panteras Negras y Sonny Barger dirigió una famosa sección de los Hells Angels.
“Los A’s son una parte indeleble de esta comunidad”, dijo Zelinski. “Todos estaban muy orgullosos no solo de los equipos, sino también de este sentimiento de: ‘¡Eh, esto somos nosotros! Esto es East Bay’”.
El vínculo entre los fans y una comunidad es fuerte
A lo largo de las décadas, otros equipos deportivos han despreciado a sus devotos fans trasladándose a otros lugares, pero ninguno de ellos ha sido rechazado de la misma manera que los de East Bay.
Los Raiders de la NFL ya dieron la espalda a Oakland en dos ocasiones. Lo hicieron por primera vez en 1982, cuando se trasladaron a Los Ángeles, antes de volver en 1995, solo para marcharse a Las Vegas en 2020, al año siguiente de que los Warriors de la National Basketball Association cruzaran la bahía en dirección a San Francisco.
“Ha tardado tanto en evolucionar este traslado que ha sido como una muerte lenta que me devora cada día”, dijo el fan de los A’s Mike Silva, de 72 años, secándose las lágrimas mientras mostraba algunos de sus viejos talones de entradas.
Después de que los A’s decidieran seguir a los Raiders a Las Vegas, Fisher echó más sal en las heridas de los fans de Oakland. En lugar de permanecer en el Coliseum, Fisher optó por trasladar a los A’s 85 millas al noreste a un estadio de ligas menores en Sacramento durante al menos los próximos tres años a la espera de que se construya el nuevo estadio en Nevada.
“Sé que hay una gran decepción, incluso amargura”, reconoció Fisher en una carta abierta a los fans publicada el lunes. “Puedo decirles esto de corazón: lo intentamos. Quedarnos en Oakland era nuestro objetivo. Era nuestra misión, y no lo conseguimos. Y por eso lo siento de veras”.
Algunos llegan hasta el amargo final
Muchos devotos fans de los A’s han boicoteado los partidos por disgusto esta temporada. Los que siguen acudiendo, como Will MacNeil, suelen corear “¡Vende el equipo!” antes de lanzar una palabrota a Fisher.
MacNeil, conocido como “Right-Field Will” por ser un elemento fijo en las gradas del Coliseum durante casi 20 años, ha acumulado unas 200 camisetas de los A’s durante su afición. Calcula que ahora solo le quedan 20, debido al peso que acumuló mientras ahogaba su pena por el traslado del equipo en cervezas.
“Este traslado me ha destrozado”, dijo MacNeil mientras animaba a los A’s a una victoria en mayo.
Zelinski, el fan que asistió al primer partido de los A’s en 1968, pasó casi 30 años luchando por mantener a los equipos deportivos en Oakland. Cuando empezó la temporada, aún no quería creer que todo sería en vano.
“Tuve algunos de los mejores recuerdos de mi vida en el Oakland Coliseum”, dijo Zelinski, de 65 años, en abril. “Los A’s son una parte tan irremplazable de la cultura de East Bay que no creo que la gente pueda llegar a comprender la increíble tristeza que se va a sentir en ese último partido en septiembre”.
Nunca lo sabrá. Tras una larga batalla contra el cáncer de vejiga, Jim Zelinski falleció el 7 de junio, el mismo día en que el jardinero de los A’s JJ Bleday bateó un jonrón en la parte baja de la novena para catapultar al equipo a una victoria por 2-1.
Aquí en Oakland, a medida que se acerca un final tranquilo, eso nos prepara para dejarles con una observación que el excomisionado de béisbol A. Bartlett Giamatti hizo una vez sobre el deporte. Se cierne sobre Oakland esta semana como una bola curva fuera de lugar: “Te rompe el corazón. Está diseñado para romperte el corazón”.