Una jueza de Las Vegas condenó el miércoles a cadena perpetua a un hombre que asesinó a su novia desaparecida hace casi tres años.
El cuerpo de Cherllyn Beardall nunca apareció, pero Philip O’Reilly, de 37 años, le dijo a la fiscalía el lugar donde se encontraba cuando se declaró culpable de asesinato en abril para evitar que la fiscalía siguiera pidiendo la pena de muerte contra él.
Susanne Beardall, madre de Cherllyn Beardall, dijo que el asesino de su hija había “trabajado para destruir” a su familia cuando les mintió a la policía y a los familiares sobre el paradero de la mujer.
“Sabiendo lo mentiroso y espantoso que es, no creo que ni siquiera haya dicho la verdad sobre lo que hizo con el cuerpo de mi hija”, dijo la madre de la víctima durante una emotiva audiencia de sentencia el miércoles. “Creo que nunca lo sabré”.
Tras la audiencia, el subjefe de la Fiscalía de Distrito, Marc DiGiacomo, dijo que O’Reilly le dijo a la policía que había desmembrado a Beardall, de 34 años, y esparcido las partes de su cuerpo por contenedores de basura del sureste del valle de Las Vegas. DiGiacomo dijo que las autoridades no esperan poder recuperar sus restos.
La oficina forense del Condado Clark la había identificado previamente como Cheryl Beardall.
La jueza de distrito Michelle Leavitt condenó a O’Reilly a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
La policía había vinculado a O’Reilly con la muerte de su novia a través de registros en redes sociales, una empresa de renta de camiones y el teléfono de la mujer. Beardall, que compartía un hijo pequeño con O’Reilly, fue vista con vida por última vez aproximadamente en julio de 2020.
En las fechas cercanas a la época en que se contactó por primera vez con la policía en relación con la desaparición de Beardall, O’Reilly había buscado en Internet “cámara de tortura”, “sesiones de tortura más largas”, “tortura de la CIA”, “tortura histórica más lenta” y “costillas rotas”, según las transcripciones de una audiencia del gran jurado.
Los hijos de Beardall habían declarado que ella era víctima habitual de malos tratos físicos y que había sido azotada con una correa de perro. Declararon que habían visto a su madre golpeada y ensangrentada, pero aún con vida, en su casa antes de su desaparición.
Los niños le dijeron a la policía que O’Reilly los trasladó a North Las Vegas y afirmó que su madre había tomado drogas y estaba desaparecida.
O’Reilly se enfrentaba a dos cargos de abuso de menores en relación con los presuntos abusos que sufrieron los hijos de Beardall, aunque los cargos fueron desestimados con el acuerdo de culpabilidad, según muestran los registros judiciales. Los fiscales también acordaron desestimar 27 cargos de lascivia, abuso de menores y agresión sexual a un menor que se derivan de ataques sexuales a dos niños que datan de una década antes de que Beardall desapareciera.
En marzo, O’Reilly fue acusado de cuatro cargos de incitación al asesinato y de intentar contratar a otro recluso para que matara a testigos en el caso de asesinato, según consta en los registros judiciales. Los fiscales también aceptaron desestimar esos cargos en el acuerdo de culpabilidad.
Sus familiares dijeron el miércoles que Beardall era una mujer amable y compasiva a la que le encantaba ser madre.
La tía de Beardall, Jessica Knuutila, dijo a la jueza que los hijos de su sobrina no deberían haber tenido que vivir el trauma que O’Reilly les hizo pasar. Leyó una carta de la hija de cinco años de Beardall y O’Reilly, quien escribió que extraña jugar a correr y al escondite con su madre.
“Quiero que se quede en la cárcel para siempre para que no pueda matar a más gente, para que no pueda hacerme más daño”, leyó Knuutila de la declaración de la niña. “Era un padre muy malo con nosotros, pero ahora ya no es nuestro padre”.
El hijo adolescente de Beardall, Achilles Simpson, también le dijo a la jueza que quería que O’Reilly fuera condenado a cadena perpetua sin libertad condicional. Dijo que muchos buenos recuerdos que tiene de su madre le fueron “quitados”.
“Todo lo que recuerdo es el terrible dolor que tuvimos que aguantar”, dijo.