Momentos antes de que el hombre que violó y mató a su hermana fuera sentenciado a cadena perpetua el jueves 15 de agosto, Rachel Davis recordó la forma en que las hermanas compartían todo entre sí, incluyendo comidas en restaurantes.
“Cuando Paula fue asesinada, perdí la otra mitad de mí misma”, dijo Davis ante el tribunal.
Giovanni Ruiz disparó y violó a Paula Davis, una estudiante de 19 años en la UNLV, el 6 de septiembre de 2019, según la policía. Davis había estado tratando de romper con Ruiz durante días, y envió un texto final de ruptura la mañana del incidente, según su familia.
Después de que Paula Davis no llegara a una clase a la 1 p.m. en la UNLV ese día, sus padres reportaron su desaparición. Dos horas después, su padre, Sean Davis, rastreó su teléfono hasta un estacionamiento de North Las Vegas y la encontró muerta en la vagoneta de la familia.
“Cuando encontré el cuerpo desnudo y sin vida de Paula en la vagoneta, fue como si alguien me hubiera partido por la mitad”, declaró Sean Davis ante el tribunal entre lágrimas.
Ruiz, de 26 años, se declaró culpable el 4 de junio de homicidio en primer grado con arma mortal y agresión sexual con arma mortal. Como parte del acuerdo, aceptó una condena a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional a los 42 años. Si alguna vez sale en libertad condicional, Ruiz enfrentará una supervisión de por vida y deberá registrarse como delincuente sexual.
‘Nunca volveré a ser el mismo’
En la audiencia de sentencia de Ruiz, los abuelos, los padres y la hermana de Paula Davis la describieron como una “hija de Dios”, que trajo alegría y bondad a sus vidas. Davis trabajaba como voluntaria en Caridades Católicas del Sur de Nevada y estudiaba economía y emprendedurismo en la UNLV. Quería ser agente del FBI después de graduarse, dijo su padre a la sala del tribunal.
Mientras la familia hablaba, el fiscal Michael Shwartzer sostuvo una fotografía de Paula Davis, que su padre dijo que fue tomada en un festival de Harry Potter en Oregón apenas un mes antes de su muerte.
“Las balas que acabaron con su vida también atravesaron nuestros corazones, y nuestros corazones nunca volverán a ser los mismos”, dijo a la sala su abuelo, Michael Trzebiatowski.
Entregó a la jueza Tierra Jones copias de las obras de arte de su nieta. Ella solía hacer obras de arte personalizadas para los miembros de la familia, dijo Trzebiatowski.
La abuela de Davis, Barbara Trzebiatowski, recordó su amor por el canto y el baile, y dijo que a menudo rompe a llorar cuando escucha la canción “You Are Mine”. La familia tiene un video de Paula Davis cantando a los 4 años. Fue reproducido en su funeral.
“Rezo para que esté cantando y bailando con los ángeles”, dijo su abuela.
La madre de Paula Davis, Kara Davis, describió a su hija como la persona más amable que había conocido. Describió lo que dijo que era un impulso inusual que había sentido de llevar la ropa de su hija después de su muerte.
Sean Davis dijo que aún lidia con el trauma.
“El sonido de una sirena de policía en particular o mirar por la ventanilla de un auto aún puede quitarme el aliento y enviarme instantáneamente de vuelta a esa noche”, dijo a la sala.
“Si verifico dónde se encuentra un familiar y no está exactamente donde yo pensaba, tengo que recordarme a mí mismo que debo mantener la calma y no dejar que cunda el pánico”, añadió. “Cuando mi hija menor me habla de su nuevo novio, tengo que recordarme a mí mismo que debo ser confiado y razonable”.
‘Lo siento mucho’
Mientras enfrentaba a la jueza con la cabeza gacha y un cubrebocas quirúrgico sobre la cara, Ruiz dijo: “No hay palabras que puedan expresar mi remordimiento”.
Aunque no hay excusa para lo que hizo, dijo, su diagnóstico de autismo grave y trastorno paranoide de la personalidad afectó a su comportamiento.
Refiriéndose a Paula Davis, Ruiz dijo a la sala del tribunal que espera poder “de alguna manera ganarme el derecho a que, desde el cielo, como mínimo, considere las palabras que le repito muchas veces cada día: Lo siento. Lo siento mucho”.
Ruiz mantuvo la cabeza gacha y el cuerpo de espaldas a la familia durante toda la audiencia, pero pareció temblar y llorar varias veces mientras hablaban. Al salir de la sala, sus ojos parecían cerrados y giraba la cabeza en dirección contraria a la familia Davis.
El abogado de Ruiz, Gabe Grasso, llamó al caso “una situación trágica en todos los sentidos”.
Grasso destacó la inteligencia de Ruiz, diciendo que era una pena que se desperdiciara. Señaló que Ruiz había escrito él mismo su declaración la noche anterior y la había memorizado para su declaración ante el tribunal. Añadió que durante el tiempo que Ruiz estuvo en la cárcel, Grasso le envió libros de japonés y Ruiz aprendió japonés.
Los padres de Paula Davis pidieron a la jueza que pusiera de su parte para evitar que Ruiz hiciera daño a nadie más. Sean Davis, citando su fe, añadió que se alegraba de que Ruiz ya no enfrentara la pena de muerte.
La jueza agradeció a la familia la oportunidad de conocer un poco a Paula Davis.
“Ciertamente espero que el día de hoy les proporcione algún cierre. Desearía que hoy fuera el final de esta tragedia, el final de su sufrimiento, pero desgraciadamente no lo es. Estoy muy impresionada por cómo se han unido para intentar superar esta situación tan tensa y por la perspicacia que han aportado hoy”, dijo.