“Me gustaría que ratificaran la condena que le dieron al asesino de mi hijo. Que se refunda en la cárcel, porque si llega a salir en libertad, por el estilo de vida que llevaba en el momento del crimen, esto le puede pasar a otra familia”, manifestó categórico Iván, padre del joven Marcos Arenas, quien hace nueve años, fue atropellado y asesinado, mientras intentaba recuperar su preciado iPad que le había sido arrebatado de las manos.
“El asesino quiere salir inocente, que se levanten todos los cargos, pero su condena es 25 años sin posibilidad de salir; aunque para nosotros justicia sería que no tuviera posibilidad de salir”, acotó.
Iván Arenas accedió a conversar con Las Vegas Review-Journal en Español, el jueves 19 de mayo, durante la segunda jornada del nuevo juicio que se desarrollaba en el Centro Regional de Justicia, Sala 12B.
Destacó tener confianza en que este calvario finalice al término de la próxima semana. “Este nuevo juicio ha venido a remover los sentimientos rotos que tenemos como familia, mi hijo estaba enfocado en sus estudios, en desarrollar un potencial atlético que lo llevaría a ser reclutado por alguna universidad. De hecho, yo le había regalado el dispositivo como un incentivo para que se empleara a fondo en la Escuela Preparatoria Bonanza, donde cursaba su segundo año”, dijo.
El Sr. Iván en el momento de la tragedia estaba dedicado -como padre soltero- a vigilar que a sus dos hijos no les faltara lo indispensable. “Su sueño era levantar 250 libras porque su entrenador le dijo que si lo lograba se iría directo al equipo Varsity, ya no sería Junior, aunque él deseaba ser un ejemplo para su hermano Omar, menor que él”, acotó Arenas.
La pérdida de un hijo es irreparable, en el caso de Iván Arenas, se dramatizó debido a que tuvo que ejercer los roles de padre y madre a la vez. “La tragedia trajo consigo un ‘efecto dominó’ que impactó a toda la familia; ha sido un dolor inexplicable. Todavía no me he recuperado de lo ocurrido. Me levanto con la consigna de que debo estar bien para mis otros hijos, pero mi corazón está destrozado”, explicó agregando que “en días festivos la tragedia nubla nuestra celebración, su recuerdo sigue vivo”.
Iván Arenas, cuya familia y amigos llenaron la sala del tribunal durante los días que duró el juicio, dijo que quiere que la gente recuerde a su hijo “como el ángel que fue”.
“Él siempre estuvo ahí para los desvalidos”, dijo. “Él siempre estaba dispuesto a ayudar a la siguiente persona”, finalizó.
Iván Arenas nació en Guadalajara, Jalisco, México, sus padres son de Zacatecas y Marcos, así como su hermano Omar, nacieron en Las Vegas.
Marcos Arenas, un estudiante de la Escuela Preparatoria Bonanza, caminaba cerca de su casa en el valle del noroeste alrededor de las 3:00 p.m. el 16 de mayo de 2013, cuando se encontró con Jacob Dismont, quien era uno de sus amigos. Cuando Dismont intentó robar a Marcos, dijeron los fiscales, el adolescente se aferró a su iPad con todas sus fuerzas.
Jacob Dismont, quien le quitó el iPad al adolescente, y Michael Solid, quien fue declarado culpable de atropellar y matar a Arenas, fueron sentenciados a prisión por cargos de asesinato en 2016. Pero debido a lo que el padre de Arenas llamó un “tecnicismo” en el caso, la familia del adolescente está de vuelta en la corte para un nuevo juicio.
Iván Arenas testificó en el juicio de 2016 que había pedido un préstamo de día de pago para comprar el iPad aproximadamente un mes antes, como regalo de cumpleaños de Marcos y recompensa por su buen desempeño en la escuela.
Dismont le quitó el iPad y saltó al Ford Explorer, donde Solid estaba en el asiento del conductor. Marcos se arrojó al vehículo, pero fue arrastrado, atropellado y asesinado, dijeron los fiscales.
Sufrió un pulmón colapsado, hígado lacerado, páncreas lacerado y una fractura de cráneo.